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A pesar del apetitoso banquete que se les presentaba, pareció que caían otra vez en el desaliento de la droguería de Daniel, cuando la voz quejumbrosa del viejo, incautamente elevada, llegó hasta la reunión de un modo bastante claro para ser oída.

Regresó después de algunos años á Sevilla, donde ya pintaban no pocos famosos artistas, y en 1603 obtuvo una prebenda en la capilla de Olivares, pueblo de la provincia, y capilla que más tarde fué elevada á colegiata, pintando allí, entre otros lienzos, dos cuadros muy notables con asuntos de la vida de la Virgen, y en 1606 otros dos para el convento de Santa Isabel, de Sevilla.

Lucía se confesó derramando lágrimas; relató sus angustias, sus sueños, las amarguras que en medio del placer sentía, el aborrecimiento, mejor dicho, el desprecio que la grosería de los hombres le inspiraba, el ansia de subir a otra región más elevada, de penetrar en una atmósfera pura y diáfana donde pudiese respirar con libertad.

Hubiéramos preferido ir, como los chicos del muelle, a pescar con algún viejo marinero: pero no podíamos. Eramos víctimas de nuestra posición elevada. Si queríamos ser marinos de altura, teníamos que estudiar, y, para nosotros, el ser pilotos de derrota constituía una gran superioridad.

Todos los juicios son funciones de la unidad en nuestras representaciones; pues que en lugar de una representacion inmediata, otra mas elevada que contiene á la primera con muchas otras, sirve al conocimiento del objeto; así un gran número de conocimientos posibles, son reducidos á uno solo.

Una escuela, que aspira á ser aún más elevada, se opone á los esfuerzos de los dramáticos populares, extravía al público con su crítica anti-poética y con su absurda imitación de los clásicos, y embota el sentimiento de la verdadera belleza con sus exageraciones y su afición á hacer efecto.

Pero para un hombre como él, que debía morir joven todavía de cuerpo y espíritu a los noventa años, con todos sus dientes, todos sus cabellos y en toda la varonil belleza de una vejez fuerte, treinta y ocho años representaban la flor de la existencia. Era de elevada estatura, porte militar, líneas varoniles y carácter severo. La altivez y la franqueza leíanse en su fisonomía a primera vista.

Aparece una mujer de figura elevada y majestuosa, que marcha con lento paso á sentarse en una de las butacas que hay delante de la chimenea. La luz que de súbito la baña deja ver la fisonomía severa, pero bella, de la institutriz de los Trevia. ¡Oh, no; no hay mentira en declarar que es hermosa!

Porque Clementina, de edad de 23 años, era agradable, á pesar de un cierto aire masculino que se indicaba por la abundancia de sus cejas, la firmeza de su perfil, la dureza de su voz y ciertos movimientos bruscos que hubieran gustado en una cantinera. Con todo, tenía estatura elevada, buen aire, ojos magníficos, tez mate y admirable cabello negro.

Se habló de sus batallas, de sus proezas, de su modestia, que le hizo rehusar los títulos y el collar con que quiso agraciarle Luis XIV, y sobre todo de su extraordinaria suerte. Porque salido de la nada, pues era hijo de un pobre impresor, de simple soldado llegó a la elevada categoría de mariscal.