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Era menester no perder un instante y no olvidar que la responsabilidad de España ante el Señor era mucho más grave que la de cualquier nación de la tierra, pues todo la señalaba como al pueblo elegido, como al moderno Israel. El Altísimo manifestaba su elección, no sólo en los triunfos que le acordaba, sino también en las plagas y desastres con que castigaba sus desfallecimientos.

Es la primera vez que lo veo llorar. lo has hecho llorar con tu cuento del matrimonio. Adormecida por aquella mansa charla, Adriana se puso a pensar que junto a ella, anegado en la misma pena, estaba el hombre elegido por su corazón. Brillaron en su espíritu los maravillosos recuerdos.

Elegido por la Naturaleza para mandar á las razas eunucas, posee todas las virtudes que distinguen á los jefes. La Revolución francesa había sido simplemente un choque entre germanos y celtas. Los nobles de Francia descendían de los guerreros alemanes instalados en el país después de la invasión llamada de los bárbaros. La burguesía y el pueblo representaban el elemento galo-celta.

Sus amigos y adectos le aconsejaron que debia enviar gente á provincias, para preparar la opinion pública, y conseguir que le nombrasen diputado. No es preciso enviar á nadie, contestó el emigrado de Lóndres. ¿Por qué? preguntaron con extrañeza sus amigos. Porque no necesito de los electores. Pero ¿cómo se explica que quien quiere ser elegido, no necesite de los electores?

Lo mismo usted que los amigos que le han apadrinado sabían que mi hijo marchaba como un cordero al sacrificio, porque su infernal habilidad en el arma que había elegido le daba sobre él una superioridad indudable. ¿Quería usted que habiendo sido abofeteado le diese a elegir el arma que más le conviniese? replicó Aldama con más humildad.

Ahora bien, yo creo, o mejor dicho, yo doy por seguro que, en virtud de mi ciencia y por los poderes que mi ciencia me otorga, puedo conceder o dar un papel brillante a quien mejor me parezca, aunque no ciegamente, sino después de ciertas pruebas y examen que justifiquen mi elección y que me demuestren a las claras ser digno de ella el elegido.

Lo undécimo, que elegido así el Representante de cada ciudad ó villa, tanto los electores como los individuos capitulares, le otorguen poder en pública forma, que deberán manifestar cuando concurran á esta Capital, á fin de que se verifique su constancia; jurando en dicho poder no reconocer otro soberano que al Sr.

Las elecciones le infundían esperanzas de que, si el señorito, elegido diputado, salía de la huronera, de entre la gente inicua que lo prendía en sus redes, era posible que Dios le tocase en el corazón y mudase de conducta. Una cosa preocupaba mucho al buen capellán: ¿el señorito se iría solo a Madrid, o llevaría a su mujer y a la pequeña?

Eso le enseñará a usted, señorita, a reflexionar antes de hablar. Creí que elegirías otro. ¿Cuál? ¿A quién harías de buen grado el precioso don de tu personilla? Ya lo pensaré, papá. Veo que contigo no hay que andarse en bromas. Pero ¿quién me dice que el feliz elegido no será recalcitrante? Eso, pequeña, es asunto vuestro. No puedo darte ni garantía ni consejos.

Apesar de esta adaptación, no había perdido importancia alguna ni dentro ni fuera de la casa; al contrario, el matrimonio se la había dado grande, y había contribuido no poco a que saliese elegido diputado y a que gozase de respeto y consideración universales.