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Poe nació con el envidiable dón de la belleza corporal. De todos los retratos que he visto suyos, ninguno da idea de aquella especial hermosura que en descripciones han dejado muchas de las personas que le conocieron. No hay duda que en toda la iconografía poeana, el retrato que debe representarle mejor es el que sirvió a Mr.

El día de San Vicente supo Juanito hasta dónde llegaba la indignación del venerable don Eugenio. La fiesta del santo popular verificábase con el aparato de costumbre.

El Caballero adelanta algunos pasos, y los cuatro mancebos le rodean con bárbaro y cruel vocerío, y le cubren de lodo con sus mofas. ¡Hay que dormirla, Señor Don Juan Manuel! ¿Dónde la hemos cogido, padre? ¡Buen sermón para Cuaresma! DON FARRUQUI

Manolo fue más listo, su caballo mejor y el cochero de don Juan se quedó rezagado en un cruce de calles, donde hubo confusión de carros y carruajes. A esta intentona siguieron varios días de buen tiempo en Madrid, y de mal humor en don Juan, porque ni la señora ni la niñera aparecieron por el Retiro ni el Prado.

Frecuentaba también mucho Salinas el trato de la familia del analista Ortiz de Zúñiga, de quien fué padrino de bautismo y de quien habló en una poesía, así como de su hijo don Juan Ortiz de Zúñiga.

Yo vivo en Barcelona continuó el viejo , pero mi compañero de este distrito murió hace poco de la última borrachera, y ayer, al presentarme en la Audiencia, me dijo un alguacil: «Nicomedes...» Porque yo soy Nicomedes Terruño. ¿No ha oído usted hablar de ?... Es extraño; la prensa ha publicado muchas veces mi nombre. «Nicomedes, de orden del señor presidente que tomes el tren de esta nocheVengo con el propósito de meterme en una fonda hasta el día del trabajo, y desde la estación me traen aquí, por no qué miedos y precauciones; y para mayor escarnio, me quieren alojar don las ratas. ¿Ha visto usted? ¿Es esto manera de tratar a los funcionarios de justicia?

Todas estas cosas y la cara de susto que notaron en la señorita, en la gitana y en Cornias, y de veneno en el hijo de don Adrián, tan alegrote de suyo, pusieron la curiosidad de los pescadores en una tirantez insoportable. Por lo cual, en cuanto se perdió Leto de vista, ya estaban ellos al costado del balandro acosando a Cornias con preguntas.

Un alcalde de pueblo, yendo a visitar al gobernador de la provincia, llevó consigo a su familia. Tengo el honor, le dijo, de presentar a V. E. mi mujer y mi hija, y para que las pueda distinguir, me atrevo a advertirle que la de más edad es mi mujer. 110 Yo no qué hacer, dijo Juan a su mujer. Don Cándido me escribe pidiéndome mil reales, y ya sabes que no puedo rehusar darle el dinero.

Barret protestó, y hasta lloró recordando los méritos de su familia, que había perdido la piel en aquellos campos para hacer de ellos los mejores de la huerta. Pero don Salvador se mostró inflexible. ¿Eran los mejores?... Pues debía pagar más. Y Barret pagó el aumento. La sangre daría él antes que abandonar estas tierras que poco á poco absorbían su vida.

Golfín se dirigió al sofá, y aproximando su cara observó la de la Nela. Parece que su sueño es ahora más tranquilo dijo . No hagamos ruido. ¿Qué le parece a usted mi hija? dijo don Manuel riendo . ¿No ve usted las tareas que se da?... Sea usted imparcial, Sr. D. Teodoro, ¿no hay motivos para que me incomode? Francamente, cuando no hay necesidad de tomarse una molestia, ¿por qué se ha de tomar?