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Præterea destricte inhibemus, ne sacerdos, qui, ut in festo S. Johannis, more solito Missam celebret, assumetur, aliquam personam Ecclesiasticam vel mundanam, mimos, vigellatores vel tympanatores ad cœnam, vel ad prandium invitet, vel illos aut alios, qui muricis instrumentis canere consueverunt, in Ecclesia vel extra in domo vel platea eundo vel chorizando sequetur.

Entre punta y punta, un elegante arco ultra-semicircular, al cual se adapta una tabla de alabastro calada, deja á la vista paso dudoso al azul del cielo; con esto, ostentando la cúpula que sobre el octógono y sus pechinas se levanta un verdadero prodigio del arte mosáica por los dibujos y vivos esmaltes con que en ella se fingen las mas preciadas estofas del Asia, el domo bizantino reproduce á la imaginacion del que absorto lo mira una ligera tienda de campaña de sedas, lino y oro, fija en tierra con ocho varas dobles colocadas en círculo, henchida por un recio viento, y como tirando para desprenderse y alzarse rápida á la region de las nubes.

El domo de enmedio servia como de vestíbulo al santuario, y era de los tres el mas sorprendente por sus proporciones, perfiles y decoracion. ¿A qué deciros lo que era? Esta parte de la mezquita se conserva en lo principal; mejor pues os referiré lo que todavía es para asombro y mengua del arte moderno.

Machiavelli alaba al Rey Católico, príncipe nuevo que, de rey débil, ha llegado á ser el primer rey de los cristianos, que sujetó y domó á los barones y magnates, que creó una milicia invencible, que arrojó de su reino á los marranos, ejemplo raro y admirable; y que asaltó el Africa, hizo la empresa de Italia y venció á Francia, urdiendo siempre cosas grandes para tener suspensos y admirados á sus súbditos, sin darles ocasión ni reposo para que se rebelasen.

«Bajo la ígnica cruz del cristianismo «Que corona tu domo, el despotismo «Yace herido del rayo popular, «Y la divina imágen que soñaron «Los hombres que tu basa levantaron «Le oprime con su planta de titanEs mi barco mi tesoro, Es mi Dios la libertad. Espronceda. Es una linda goleta Ligera como la brisa, Que en el Plata se desliza Cual fantástica vision.

Al fin de la nave de la Epístola hay una puerta con espaciosa escalinata, por donde se baja á la sala de capítulos: contiguo á esta un recinto, que cubre un domo árabe octógono decorado con ocho fajas, paralelas de dos en dos enlazándose bellamente, y al cual se llega por debajo de dos arcos robustos y severos, apuntado el uno, de herradura el otro. ¿Es este edificio anterior á la fundación del convento?

Esta elegante almenara que el pueblo cordobés contempla absorto, mide cincuenta y cuatro codos desde su arranque hasta la parte superior del domo abierto, al cual vuelven la espalda los almuedanes que convocan á la oracion girando por el balcon saliente, cuya graciosa balaustrada ciñe en derredor los cuatro muros como un ligero anillo; y desde este balcon corrido hasta el remate, levanta otros diez y ocho codos , coronándose con tres hermosas manzanas, dos de oro y una de plata, de tres palmos y medio de diámetro cada una, de las cuales parten dos gallardos lirios de seis pétalos que sostienen una granada de purísimo oro.

Encima de esta doble arquería, en que las esbeltas columnillas superiores se representan como lindos y ágiles mancebos circasianos encaramados en hombros de esclavos indios con las ballestas levantadas, corre una imposta, labrada y ligera, que abraza y corona los cuatro frentes y divide la fábrica del domo en dos zonas, alta y baja, esta cuadrangular, aquella de distinta forma, segun vas á ver.

Nunca, Marquino, hiciera Desatino tan estraño, Si nuestro futuro daño Como presente no viera: Avisemos este caso Al pueblo, que está mortal; Mas para dar nueva tal Quién podrá mover el paso? CIPION, JUGURTA, y GAYO MARIO. En forma estoy contento en mirar como Corresponde á mi gusto la ventura, Y esta libre nacion soberbia domo Sin fuerzas, solamente con cordura.

Sobre los arcos se tendió una cornisa general, y en esta se apoyaron, cruzándose en el espacio y deslumbrando con sus colores y dorados, como fuegos de artificio cuyas curvas se cruzan en el domo sombrío del estrellado firmamento, los arcos de segmentos que forman la elegante y estraña cúpula morisca.