United States or Paraguay ? Vote for the TOP Country of the Week !


Aquí Domingo Larez, valeroso En sangre, y en valor y valentìa, Anduvo con esfuerzo y animoso, Reprimiendo del indio la osadía: Y viendole ya andar tan orgulloso, Los indios acudieron

En Trembles siempre era recibido con mucho cariño, y Domingo le perdonaba la mayor parte de sus rarezas en gracia a la vieja amistad que les unía, y en la cual D'Orsel ponía, por cierto, todo lo que le quedaba de corazón.

Domingo 19 dieron fondo á vista de la isla de Lobos, que les quedó al nor-nord-este, á tres leguas de distancia. Tiene esta isla de largo tres cuartos de legua, y corre este-sud-este, oeste-nord-este: al este-sud-este sale un arrecife con algunas piedras que conviene evitar.

Entretanto el señor Domingo iba a reunirse con sus vendimiadores y se alejaba lentamente, la escopeta descargada, seguido de los perros cansados; mas apenas hubo dado algunos pasos en el sendero que conducía a sus viñas fuimos testigos de un encuentro que me encantó.

Domingo de Cincunegui, el autor de los Recuerdos históricos de Lúzaro, me ha pedido repetidas veces que registre por todos los rincones de Aguirreche, para ver si se encuentra el viejo manuscrito; pero el infolio no aparece; sin duda, a la muerte de mi abuela, se perdió; quiza a alguno de los marineros que vive ahora en el viejo caserón le habrá servido para encender el fuego.

«¡Hasta en domingomurmuró triste y sorprendido don Cándido: y asomándose a la ventana gritó al trabajador más próximo: ¡Eh! ¡Buen amigo! Diga Vd. al maestro, capataz o lo que sea, que haga el favor de subir aquí un instante. Momentos después estaba el maestro cantero en el comedor del cura.

Era un domingo de fines de febrero. La esquila de la Catedral acababa de tocar tres campanadas. Los visitantes de costumbre iban llegando; unos en sillas, envueltos en capisayos aforrados de martas; otros a pie, embozados completamente en sus ferreruelos o en sus capas de lluvia, y manteniendo apenas una abertura por donde escapaba el aliento blanquecino.

Arnaldo Barceló Domero, que fue en la Catedral y ahora Maestro de Pajes en el Palacio del Sr. Obispo. A Rafael José Cortés de Augustín, alias Filoa. El Doctor Antonio Vives, Rector de Felanitx. El Dr. Juan Bautista Bonafé, de S. Eulalia. El P. P. F. Bernardo Arades de S. Domingo. El P. P. F. Tomás Maltés, Carmelitano. A Ana Martí, Viuda de Augustín Salvador Cortés.

Salían del atrio para adoptar fieras posturas, con las manos en la faja y la cabeza erguida, ante los grupos de mujeres. En ellos estaban las amadas atlotas fingiendo indiferencia y contemplándolos al mismo tiempo con el rabillo de un ojo. Poco a poco iba disolviéndose esta masa de gentío. ¡Bon dia!... ¡Bon dia!... Muchos no volverían a verse hasta el domingo siguiente.

Ya le dije cómo los pillé en mi casa el domingo pasado: tengo testigos. Los llevaré al juzgado, y si él no se pone en razón y hace lo que le corresponde, irá á un presidio y ella á la galera. , hombre, dijo Aresti. Recuerdo tu asunto. Me gusta verte más tranquilo que el otro día. ¿Pero qué voy a hacer yo?