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Cornelio tomó un baston y echó á andar con el mayor desembarazo en direccion al palacio y convento del Escorial, situados en una eminencia que domina todo el panorama.

El novelista debe frecuentar los museos de pintura y escultura para acostumbrarse á escribir por medio de imágenes claras y precisas. Además es una manera de contrarrestrar la funesta manía de los análisis psicológicos, tan artificiosos como mentidos, que hoy nos domina.

Al descender del cuello de Forclaz hácia la llanura de Martigny, el espectáculo que se domina con la vista es tan grandioso como pintoresco.

Y así se comprende que en el arte dramático de Lope de Vega, se perciba la diafanidad, la claridad más sin mancha y la tranquila exposición de la epopeya, con la pasión lírica que se apodera del corazón, y lo conmueve y domina, apareciendo ambas cualidades en la escena en un organismo plástico y perfecto, y en acción ó fábula rápida y no interrumpida.

Decididamente la razón domina el corazón de este animal. En vano la señorita Margarita, irritada y confusa, empleó sucesivamente las caricias y las amenazas para vencer la obstinación de su favorito; nada pudo decidir al inteligente animal á confiar de nuevo su preciosa vida á aquellas terribles ondas.

Cuando no nos domina el tedio nos hallamos en plena catástrofe. Con tu permiso, querido Tristán manifestó Núñez , para el mundo es una comedia muy interesante. El único defecto que la encuentro es que decae un poco al final... del espectador. Para entonces también hay ciertos recursos apuntó Narciso Luna dirigiendo una mirada amorosa a la condesa.

Cuando el día desciende, entro en mi casa a paso lento; me encierro en mi habitación, la más alta y abandonada de la casa, desde la cual se domina el viejo campanario de la aldea: desde allí se sienten muy bien los ecos de la campana y los silbidos del viento.

Como María Teresa lo miraba conmovida, él continuó: ¿Cree usted que soy tan fuerte que pueda resistir al suplicio de verla al lado de otro? Usted es cruel... cruel... María Teresa puso su mano en la de Juan, murmurando: Déjeme así... como antes, cuando yo era chica, y caminemos un poco ¿quiere? Lo lleva, silenciosa, a través del jardín, hacia la terraza que domina el mar.

Un hombre débil y grande, escribiendo con mano casi loca el evangelio de un sabio, decía de las pasiones mismas que hicieron su miseria, su oprobio y su genio: «Todas son buenas cuando uno las domina, todas son malas cuando uno se deja dominar por ellas.

Para comprender esta inhumana crueldad, es preciso haberse encontrado en trances tan terribles: el sentimiento y la caridad desaparecen ante el instinto de conservación que domina el ser por completo, asimilándole a veces a una fiera. «¡Oh, esos malvados no quieren salvarte, Marcial! exclamé con vivo dolor. Déjales me contestó . Lo mismo da a bordo que en tierra.