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El doctor Ojeda, como lo llamaban para mayor honor mullos pasajeros, tuvo que agacharse y doblarse a impulsos de Nélida, y acabó por introducir su respetable personalidad debajo de un diván de exigua altura. Luego la joven colocó ante él, formando barricada, una maleta, un saco de ropa sucia y una gran caja de sombreros.

Sería interesante saber si después de esta vida hay otra, como dicen... Pero, en realidad, debo confesarle a usted que aquellos vestidos dorados de los curas, aquel doblarse y levantarse, aquellas vueltas en redondo y aquel ir y venir de una punta a otra del altar estará muy bien, pero no me parece serio. Pues yo no lo encuentro nada risueño afirmó el pintor con el mismo ensimismamiento.

Me acerco á él, veo doblarse y erguirse alternativamente los tallos de hierba bajo la argentina gota que pasa: gorjean en torno algunos pájaros, y el césped que baña sus raíces en el agua oculta extiende sus tallos verdes y sus florecillas muy por encima de la hierba ajada de los pastos.

Ya hacia el fin del verano, cuando los torrentes han arrastrado á las llanuras el agua de los aludes fundidos, y los árboles han soltado el peso de la nieve que hacia doblarse á sus ramas, y las mismas matas, calentando el espacio que las rodea, han conseguido deshacer los copos de nieve que las rodeaban, súbito enfriamiento de la atmósfera convierte en nieve los vapores de la montaña.

Quedó Jaime inmóvil, sintiendo en la espalda y en el pecho los trapos amontonados por las dos mujeres en su horror a la sangre. El optimismo que le había animado al doblarse sus piernas y caer junto a la torre volvió a reaparecer. Seguramente, aquello no era nada: una herida insignificante; sentíase mejor.

Salabert conocía esta innata tendencia que tiene la espina dorsal del hombre a doblarse y abusaba de ella. Muchos que vivían con independencia, no sólo le toleraban impertinencias que les hubieran parecido intolerables en algún amigo de la infancia, sino que apetecían y buscaban su trato.

No importaba dos ardites, bien examinada; pero debió haber pasado de otro modo muy diferente... Anduvo, anduvo, pensando y andando, sin mirar a un lado ni a otro, porque harto sabía que el mirar era innecesario hasta llegar al punto preciso, que estaba bien marcado en su memoria... cosa de media vara a la derecha del camino... subiendo; porque ello había sido bajando, y entonces quedó a la izquierda... Por allí, en tales días y a tales horas, no solía pasar gente; y aunque pasara, sería lo mismo para el caso. ¿Quién había de fijarse?... Y aunque se fijara, ¿valía ello para nadie, a la simple vista, el trabajo de doblarse por la mitad?...

Hasta había solicitado que le presentasen a los altos varones de Israel; pero al ponerse en contacto con estos hebreos verdaderos, que conservaban su religión y su independencia de raza, no sintió la instintiva repugnancia que le inspiraban el devoto don Benito y otros chuetas de Mallorca. ¿Era el ambiente, que influía en él? ¿Era que una sumisión de siglos, el miedo y el hábito de doblarse, habían hecho de los de Mallorca una raza distinta?...

Rodriguín les vio a todos arrodillados pidiendo a Dios misericordia, y quiso imitarles; pero sus piernas no podían doblarse y eran incapaces de todo lo que no fuera correr, huir, desaparecer. Salió de la capilla. Era todo pies.

Hasta el anochecer estuve recostado sombríamente en la borda del buque, viendo el mar liso como una vasta pieza de seda azul, doblarse a los lados en pliegues suaves; poco a poco grandes estrellas palpitaron en la concavidad negra, y la hélice en la sombra iba trabajando rítmicamente.