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Confusamente pudo columbrar unos brazos que oprimían a la dama la cintura; ella forcejeaba por desasirse. «¿Quién era?». Imposible distinguirlo; parecía alta, bien formada; lo mismo podía ser Obdulia que la Regenta. «¡Es decir, la Regenta no podía ser; no faltaba más! ¿Y el de los brazos? ¿quién era? ¿por qué no salía al balcón?». De Pas estaba seguro de no ser visto, en completa obscuridad, en un portal de enfrente.

El apellido de Pinedo era el más famoso de todos los de los cómicos en la época de Lope de Vega, y de uno de éstos dice en su Peregrino que era el más admirable de todos los que lo llevaban. A pesar de nuestras prolijas investigaciones, no hemos podido proporcionarnos más datos y distinguirlo de sus homónimos.

La señora de Galba dejó caer con espanto la ropa y mirole fijamente. Como no sentía para él el cariño que avivaba la percepción de Carolina, no podía distinguirlo aún de sus congéneres. En un momento recordó la pasada pena, y con vaga sospecha de un peligro inminente, le preguntó cuándo se había marchado de la casa de su amo. ¡Oh, mucho tiempo! Yo no gustar Fiddletown. No gustar Tlevelick.

Debiendo, pues, hacerse estos viages para mejorarse en el saber, y en las costumbres el viagero, y á la vuelta ilustrar á su Patria, es cosa clara que para lograr estos fines es menester que el viage se haga en edad competente con instruccion para conocer lo honesto y util, y distinguirlo de lo aparente y superfluo: conviene tambien la sagacidad necesaria para conocer á los hombres, y las varias maneras que estos tienen de engañar á los viandantes.

»El aposento de Carlos daba sobre el torrente, y los criados habían encontrado por la tarde a Gerardo al otro lado del precipicio, asido a las rocas que daban frente a las ventanas de su hijo, esforzándose para distinguirlo. »¡Ay de ! ¡Ni el infeliz anciano ni yo debíamos volver a ver a Carlos! La mañana siguiente Carlos no bajó a la hora del desayuno.

Cuando el coche se acercó, ella le hizo seña de que se detuviera. ¡Vamos, señora Liebetreu! dijo él alegremente. ¡Al fin me encuentro con alguien que no huye al verme! La anciana alzó los ojos al cielo para no verse obligada a mirarlo. ¡Ah, mi joven señor! dijo, se le llamaba siempre el joven señor, para distinguirlo de su padre, aunque hacía tiempo que había cumplido los treinta.

Extraño muchísimo los razonamientos de usted en el día de hoy. ¡Qué diferentes de lo que eran antes! ¿Qué cambio ha habido en V.? Seré yo víctima de un error, y en virtud de ese error daré malos consejos y tomaré funestas resoluciones; pero usted lo sabía tiempo , y nada había dicho en contra cuando no había aún compromiso alguno contraído. ¿Cómo ha venido de pronto á hacerse patente á los ojos de V. ese error, que antes no percibía? ¿Qué luz del cielo le ha ilustrado á V. el alma? ¿Qué santo ó qué ángel bendito ha bajado á la tierra á descubrir á V. lo bueno y á distinguirlo de lo malo?

Hay algunos de estos asaltantes que combinan sus golpes con habilidad, pero son raros. El sargento Gómez me refirió a este respecto una hazaña del pardo Vilaró, llamado vulgarmente "el de los pavos", para distinguirlo de un tocayo que se llamaba "el de los mates", que es un caso típico de asaltante, metido a ejercer de escrucho a la alta escuela.

Largo tiempo permanecí sobre cubierta obstinada en distinguirlo, y cuando ya no le vi... »Todo ha terminado para dije. »Y me creí sola en el mundo. »En la adversidad se tiene fácilmente valor para sufrir, cuando vemos junto a nosotros las personas a quienes amamos. Pero el infortunio se hace aún más amargo si nos vemos rodeados tan sólo de seres indiferentes.

El español, que es el antiguo romance, y que se llamó así para distinguirlo del romano ó latino, vino al mundo bajo los auspicios de la poesía, y por medio de ella se generalizó, se perfeccionó, y se perpetuó de generacion en generacion, hasta llegar á ser la lengua de Cervantes y de Solis.