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Podemos indigestarnos, observó el secretario aludiendo al calor de la discusion. Entonces lo dejaremos para mañana. Todos se levantaron. Mi General, murmuró el alto empleado; la hija de ese Cabesang Tales ha vuelto solicitando la libertad de su abuelo enfermo, preso en lugar del padre... Su Excelencia le miró disgustado y se pasó la mano por la ancha frente.

Sentado ya a la mesa leyendo un periódico, estaba el dueño de la casa, D. Bernardo Rivera, con la frente espantosamente fruncida, no porque estuviese disgustado, sino porque tal era su costumbre siempre que leía algo; guardaba frente a los periódicos y los libros la actitud prevenida y hostil del que no quiere ser juguete de sofismas o frases relumbrantes.

Pues miente quien tal diga gritó Trabuco muy disgustado con la noticia . Y ese señor don Juan Tenorio puede llamar a otra puerta, que la Regenta es una fortaleza inexpugnable. Y en cuanto al que trae tales cuentos a un establecimiento público.... El Casino no es un establecimiento público interrumpió Foja. Y se hablaba entre amigos, en confianza añadió Orgaz, padre.

Juan anda como en un sueño. Apenas se atreve a fijar sus miradas en Gertrudis; un miedo misterioso lo y le aprieta el pecho como un cinto de hierro. Estás muy serio hoy murmura ella acercando su rostro al brazo de su caballero. El no responde. ¿He hecho algo que te haya disgustado? Nada, nada balbucea Juan. Bailemos entonces.

»Cuando los niños en sus juegos llegaron, dando vueltas, a sus pies, Carlos retrocedió un paso para alejarse de ellos; luego, disgustado de aquel movimiento, se detuvo; pero durante el tiempo que yo los tuve en mi regazo acariciándolos y besándolos, apenas si él les hizo una caricia.

Paseándose de un estremo á otro y conversando animadamente aunque en voz baja se veía á don Custodio, á un alto empleado, y á un fraile que llevaba la cabeza baja con aire de pensativo ó disgustado; llamábase el P. Fernandez.

Yo había nacido positivamente para la pobreza, para las privaciones, para la abnegación y el sacrificio, pero he sido contrariada. Por ejemplo, á no me habría disgustado un marido enfermo. ¡Pues bien! el señor Laroque era un hombre de excelente salud. Vea usted ahí, cómo mi destino ha sido y será siempre contrariado desde el principio hasta el fin...

El ambiente era diáfano. Corría una brisa fina y helada, encajonada entre las paredes de la garganta. Los fugitivos marcharon un rato en silencio. Andrés, aturdido por la situación singularísima en que se había puesto, no estaba, sin embargo, disgustado.

Fernando convidó al médico a comer, y las señoras asintieron a la invitación con tan buena voluntad, que Salvador no pudo evadirse de aceptarla, aunque estuviese muy disgustado allí. No era experto en artes de coquetería femenil, y los manejos astutos de Narcisa le ponían nervioso.

Picado, el proponente preguntó: ¿Es ésa la última palabra del señor duque? Pablo se encogió de hombros: El duque de Sandoval no tiene más que una palabra. Lo mismo da llamarla primera que última. Y, diciendo esto, se puso de pie, para significar a su interlocutor que había terminado la entrevista. Poco a poco, disgustado por el ambiente, fue retirándose otra vez a su palacio.