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Figúrese usté que toa España habla der Plumitas, que los periódicos cuentan las mayores mentiras sobre mi persona, que hasta, según disen, van a sacarme en los teatros, y que en Madrí, en ese palasio donde se reunen los diputaos a platicar, hablan de mi persona casi toas las semanas.

Kataliñ le ayudó á ponerse el recio gabán, y abrió la puerta de la calle mientras el doctor se calaba la boina y requería su cachaba, grueso cayado con contera de lanza, que le acompañaba siempre en sus visitas á las minas. Oye, Kataliñ dijo al trasponer la puerta. ¿Sabes quién es el muerto? El Maestrico disen.

Disen que uté alguna vese la sobaba, don Agapito, la sobaba duro. ¿Y cómo no, don Pancho, si a lo mejó se me iba al baile de la gente de coló con el negro de mi compare don Justo? ¡Vaya, hombre, no diga eso, que me enoha! El que se iba al baile era uté. ¡Poquita vese que le he visto trabao con eya bailando el chiquita abajo, chiquita abajo

Ella había nacido para soldado... Y con varonil ademán invitó al espada a que se sentase, ensanchando con voluptuoso husmeo su graciosa nariz, que admiraba el suculento tufillo de los chorizos. Una comida riquísima. ¡Qué hambre tenía!... Eso está bien dijo sentenciosamente el Plumitas al mirar la mesa . Los amos y los criaos comiendo juntos, como disen que hasían en los tiempos antiguos.

Disen, don Alfredo, que es magnífica la enstalasión que el munisipio de Sevilla ha dadicado an la asposisión da Barselona a las cañas da mansanilla. Supongo que no dajarán ustedes de mandar alguna bailaora... Y qué tal, don Alfredo, ¿no ha venido todavía ningún inglés que compre la Giralda?

Seis años antes de esta fecha, el referido Arcediano había llevado á efecto el loable propósito de fundar un hospital bajo la advocación de Santa Marta, cediendo para ello, no solo las casas de su morada, sino que para ampliarlo hizo una permuta con el Cabildo de la Santa Iglesia, cuyo instrumento original escrito en pergamino se conserva en su Archivo y comienza de esta suerte: «Sepan quantos esta carta vieren como nos el dean e el cabildo de la santa iglesia de la muy noble çibdat de Sevilla estando ayuntados en nuestro cabildo llamados especialmente para esto que se sigue: Por quanto vos don fernan martínez arçediano de ecija e canónigo en la dicha eglesia por faser seruicio a dios e a la virgen santa martha fesiste vn ospital para pobres a onrra de la dicha virgen ques en la collacion de la dicha iglesia viendo que la dicha obra es santa e buena e gran seruiçio de dios a lo cual todos nosotros somos tenudos Otorgamos e conosçemos que vos damos agora e para siempre en troque e en cambio que conusco facemos para el dicho ospital las casas que se siguen conuiene a saber: «la mezquita que disen de los osos» iten las casas que dexo domingo perez ... etc.

Eso se cuenta endispués, y las malas lenguas pierden el respeto y disen que si toos somos unos cobardes. El cortijero cerró la puerta, y los guardias comenzaron a dar culatazos pa que abriese.

Así lo disen papeles que vienen de Madrí... Pero los correligionarios me apresian, y el comité, después de una prédica que sortó don Joselito, ha acordao que siga en el censo del partío.

Francisco de Aranda vendió á Miguel de Escobar un esclavo mulato llamado Fernando, de 20 años, herrado en la cara con unas letras que dicen: «Francisco de Aranda en Sevilla» 29 de Mayo de 1539 . Diego de Cáceres clérigo, vendió á Diego Mendoza un esclavo morisco de 28 años herrado en la cara «con vnas letras que disen diego de cáceres», 28 Enero de 1547 .

No puede ser. ¿Ve uté aquel rinconsito tan apañaito donde ya no da el sol? Pues allí nos vamo á sentá uté y yo... pa que uté me diga algo... porque ésta es la hora en que no me ha dicho todavía que tengo los ojos así y la boca andando y el talle de esta manera y los cabellos de la otra... en fin, toas esas simplesas que disen ustés los hombres cuando están ajumaos.