United States or Singapore ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sustrayéndose luego a las tristes reflexiones de su harto exagerado pesimismo, Morsamor preguntó a Juan de Cartagena: ¿Y quién es este que Magallanes dejó abandonado en tu compañía? Este respondió Juan de Cartagena fue quien más nos solevantó y alborotó con sus discursos. Es un fraile cordobés, llamado Fray Blas de Villabermeja.

Con sus malévolos discursos, habían logrado desatar contra el periódico a algunas damas influyentes de la villa, entre ellas doña Brígida. Con esto tuvieron por suyo dentro del Saloncillo al sandio y degradado Marín. También atrajeron a su bando, poco después, al borracho del alcalde.

Pero todo esto se acabó en un punto, llegándose uno donde se atropellaron respectos y se acabaron los honrados discursos, y adonde se perdió la paciencia y salieron a plaza mis secretos pensamientos.

Tenía el suelo patrio embebido en la masa de la sangre, y por donde quiera que andaba con sus imaginaciones y sus discursos, iba a parar a él, y de él hablaba hasta con la lengua extraña de los poetas o de los historiadores o de los geógrafos de la antigüedad que le habían traído a cuento en sus estrofas o en sus libros inmortales.

En cuanto supo que América peleaba para hacerse libre, vino a América: ¿qué le importaba perder su carrera, si iba a cumplir con su deber?: llegó a Buenos Aires: no dijo discursos: levantó un escuadrón de caballería: en San Lorenzo fue su primera batalla: sable en mano se fue San Martín detrás de los españoles, que venían muy seguros, tocando el tambor, y se quedaron sin tambor, sin cañones y sin bandera.

Comenzó a componer endechas y letrillas que hubieran podido servir para Nuestra Señora, y largos y conceptuosos discursos con que pensaba abordar a su amada, en la primera ocasión. Algunas noches, apagando la luz de su aposento, pasábase horas enteras asomado a la ventana.

Y doña Luz notaba que D. Jaime, sin ser vulgar, tenía el arte de hacerse comprender de los que lo eran, y que con sus discursos nadie se quedaba en ayunas, como con las reconditeces y los encumbramientos del Padre, el cual no dejó de asistir a todo esto, pero muy eclipsado y confundido entre la turba multa. En los apartes, D. Jaime hizo mil cumplimientos a doña Luz.

En consecuencia de estos no articulados discursos, decidió al cabo: decidió desterrarse para siempre de su patria e ir a otras villas o ciudades en busca de reposo y de mejor fortuna.

Vería en el local a algún ministro más o menos solemne, oiría leer cartas y telegramas de adhesión, escucharía discursos llenos de lugares comunes y todo me parecería que se deslizaba en una armonía perfecta y que era completamente natural. Pero Julio Antonio no ha hecho una obra cualquiera.

Los jugadores de poker habían terminado sus partidas, prudentemente, al ver invadido el salón por una banda de locos que gritaban discursos subiéndose a las mesas, ensayaban suertes de gimnasia con las sillas o se tendían en los divanes colocando los pies entre las copas.