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Te agradezco tu franqueza y no abusaré de ella para perderte. ¡Yo no soy un Sorege! Pero es preciso que yo me disculpe y para ello necesito la prueba material de mi inocencia. Esa prueba sólo puedes proporcionármela. ¡Te la daré! ¡No vacilo! He sufrido demasiado y no puedo ya vivir así. ¿Quieres que te escriba la confesión que te he hecho? ¡Estoy pronta!

Con esto la puse en quien La misma desigualdad Disculpe la voluntad, 2105 Para no quereros bien. Mas no me pidáis que os den Gracias de haberla traído Mis ojos; que antes ha sido Para no poderla ver, 2110 Pues testigo habéis de ser, Y yo menos atrevido. Tanto la licencia tarda, Que sin ella vengo á veros. DO

Todo esto vi, y por haberlo visto trato de cohonestar, ya que no disculpe, el no haberme opuesto antes á la boda. Imaginaba yo, además, que Clarita no la repugnaba. Clarita nada me ha dicho después; pero mis ojos se han abierto, y ahora comprendo que la repugna con repugnancia invencible, allá en el fondo de su alma.

Ya las sombras de la tarde iban convirtiéndose en profunda obscuridad, y el fuerte viento me cortaba las carnes como cuchillo al pasar las encrucijadas que hay a media milla de la aldea de Helpstone, cuando de repente surgió de junto del alto seto de acebos la figura de un hombre corpulento, y una voz profunda exclamó: Disculpe, señor, pero soy un forastero en estos lugares, y tengo a mi hija desmayada. ¿Hay por aquí cerca alguna casa?

Oculto el rostro entre las manos, se quedó en esa actitud, meditabundo, y luego, volviendo la mirada hacia Vérod, repuso: Y a usted, a quien tanto mal he hecho, quiero pedirle humildemente que me disculpe. Sin duda todavía es demasiado pronto para que pueda usted soportar mi vista. Pero yo que su corazón está lleno de bondad.

Yo me disculpé diciendo que me lo habían contado tal como lo referí, y D. José María se puso furioso, llamándome zascandil, embustero y enredador. Efectivamente, D. Rafael vivía y estaba fuera de peligro; mas se había quedado en Sanlúcar en casa de gente conocida, mientras su padre vino a Cádiz en busca de su familia para llevarla al lado del herido.

Conservaba su vestido de caza y nadie le hubiera distinguido de los trabajadores si éstos no le llamasen «señor nostramo». No se disculpe usted le dijo al doctor que pedía excusa por la hora y el momento elegidos para nuestra visita, porque de otro modo tendría yo sobrados motivos para pedir disculpa a mi vez.

En nuestro secreto asilo viene a buscarnos la traidora maldad que todo lo invade y hasta en lo más recóndito penetra. Los tres personajes dieron nuevas señales de su unánime asentimiento. Basta de farsas dijo Ostolaza . La señora doña María no necesita que usted se disculpe ante ella, porque le conoce. ¿Cómo va de teología?

Estaba sirviéndose champaña y le empujaron el codo... ¡Debía, pues, disculparlo!... Y como lo cortés no quita a lo valiente, ¡lo disculpé!... ¿Tenía él acaso la culpa de que le empujaran el codo? Habiendo afirmado Jacinto Luque la suma distinción del capitán Pérez, todos los «dandies» del Tandil, declararon conocerlo, siquiera de vista.

Pero Juan había recobrado el sentido de la realidad; balbuceó, levantando los ojos hacia ella: ¿Es usted?... ¿Es usted?... ¡Ya!... ¿Ha concluido el espectáculo? Disculpe mi confusión, pero estoy absorto en abominables cálculos. María Teresa, simulando que no veía la turbación de Juan, dijo: No he tenido valor para oír el tercer acto; la inquietud me torturaba. ¿Por qué, si yo estaba aquí?