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No voy, pues, a disculparme, sino a explicar mi conducta. Así me comprenderás, aunque no me perdones. Seguí tu consejo y coqueteé con el Conde, porque el Conde me enamoró. Fríamente, por cálculo, jamás hubiera coqueteado con él.

Cecilia dijo una señora de edad madura, mirada altiva y de formas enjutas y angulosas; Cecilia, ponte el abrigo, y vámonos. En seguida, mamá. Pero acabo de comprometerme para una contradanza, y voy antes a disculparme. De ninguna manera exclamó la dueña de la casa. La señora D'Ortlies nos concederá un cuarto de hora...

En dos días no vino al Zarzal el cura; entristecime yo por haberle fastidiado tanto, y el tercer día me encaminé hacia la casa parroquial, para disculparme. Le hallé en la cocina, frente a un frugal desayuno al que hacía los honores con tantos bríos como apetito. Señor cura le dije en tono relativamente humilde, ¿estáis enojado? Algo, Reinita, algo; no quieres hacerme caso nunca.

O bien que, al disculparme yo, ella aceptase como buena y como plausible mi disculpa, y entonces la elevación de su moralidad se relajaría, siendo yo su maestra y su iniciadora en liviandades; o bien que ella, con severo criterio, allá en el centro de su alma y aunque no me lo dijese, rechazara mis disculpas, y tal vez sospechara, a pesar suyo, que yo le daba lecciones infames, y que, acaso sin querer, pero arrastrada por mis instintos perversos, ansiaba rebajarla a mi nivel, aunque sólo fuese para que ella mejor me amase.

No intentaré disculparme por haberme encariñado por su carácter, ni tampoco diré las razones particulares que me han decidido a pintarle bajo diversos aspectos. El interés que me haya tomado a mi pesar, no excusará la multiplicidad de mis ensayos. Por haber vivido en un orden de sensaciones afortunadamente poco común, no se adquiere el privilegio de escribir malas novelas.

Al fin, yo me hallaba inocente y culpado y no sabía cómo disculparme. Los compañeros se llegaron a , quejándose y muy disimulados, a preguntarme cómo estaba; yo les dije que muy malo, porque me habían dado muchos azotes. Preguntábales yo que qué podía haber sido, y ellos decían: -A fe que no se escape, que el matemático nos lo dirá.

Yo no me podría resistir al deseo de justificarme o al menos de disculparme; y de aquí podrían originarse dos casos que igualmente me horrorizaban.

Me hizo entrar en mi casa, cerró la puerta con cerrojo, entró en el salón el primero, pues yo no quise pasar delante de él, y viendo á Juana Baud tendida en el suelo, lanzó un juramento y dijo volviéndose hacia : ¡He aquí un feo negocio! ¿La ha matado usted? Era una bribona, pero el procedimiento es brutal... Yo exclamé, impulsada por la necesidad de disculparme: ¡Me ha pegado!

»Y discurrí, y fatigué la enardecida máquina de mis ideas..., todo para la pobre víctima de mis enormes faltas: yo, su verdugo, no tenía derecho ni a disculparme para moverla a que me las perdonara. ¡Pero era tan estrecho el círculo en que se revolvían mis pensamientos por la naturaleza misma de las cosas meditadas!, ¡había un enlace tan íntimo entre lo que era irremediable y lo que podía tener algún remedio!

puedes llevar á tu familia, vivir en un palacio. ¡Oh, Dios mío! Quiero que pases por una dama principal. ¡Oh, descuidad!... no os avergonzaré, no diré á nadie que he estado sirviendo. Lo quiero... no por , que eres harto hermosa para que pueda disculparme, sino por ti. , por ti y por . ¡Oh, Dios mío y qué feliz soy! ¡Cuando pienso que he estado á punto de casarme con Cosme Prieto!