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11 Y nos respondieron diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la Casa que ha sido edificada hace muchos años, la cual edificó y fundó el gran rey de Israel. 1 Entonces el rey Darío dio mandamiento, y buscaron en la casa de los libros, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia.

Corrió la voz de lo sucedido desde esta Ranchería á las otras de la tierra; y plugo á Dios darme la milagrosa virtud de las curaciones, para traerlos casi contra su voluntad á su conocimiento, porque sanando milagrosamente, conocían con claridad cuánta diferencia había entre el Dios de los cristianos y los TinimaacasHasta aquí el venerable Padre.

Y con esto, aquella noche el alférez, con un su amigo, y don Baltasar con otro, a un lugar apartado se fueron, y allí don Baltasar, con más fortuna, o más valor, o más destreza que Valcárcel, matole, dándole a los primeros embites de la pelea una estocada tal, que el corazón partiole; y el mísero a quien su mala lengua, o más bien la desgracia de encontrarse en el mismo empeño que don Baltasar, había matado, no pudo ni aun decir ¡Dios me valga!

Y en el silencio de la noche, volvió á reanudar su lúgubre cantinela, á la luz de la luna, camino del cementerio. Lo único que le indignaba era que le hablasen de la extensión de la parroquia y lo difícil de servirla un hombre solo. ¡No, carape!: él tenía fuerzas para servir á Dios hasta que reventase; sobre todo, tratándose de entierros.

Luego es un absurdo el decir que todas las religiones son verdaderas. Ademas, toda religion se dice bajada del cielo: la que lo sea, será la verdadera, las restantes no serán otra cosa que ilusion ó impostura. Es imposible que todas las religiones sean igualmente agradables á Dios.

A cualquier hora, mañana, me encontraréis en la secretaría de Estado ó en mi casa. Guárdeos Dios. El duque de LermaApenas entregada esta carta, el duque salió de casa de Dorotea, sin despedirse de ella, trémulo, irritado. El bufón salió también, llevando consigo la carta del duque de Lerma. Dorotea quedó en un estado horrible de ansiedad.

Lo que os decimos es, que aunque hagais la vida de San Agustin, no os ha de aprovechar, salvo para con Dios, porque para el Pueblo, si dixeren de vosotros, aveis de ser castigados, vuestras haziendas vendidas, y vuestros hijos infamados, y nunca faltarán dos testimonios falsos para os punir; y vuestros esclavos á fin de verse libres dirán lo que nunca fué.

Jamás me había parecido la majestad de Dios tan imponente, ni le había rezado con más fervor que entonces, mientras andaba yo de puerta en puerta mirando y escuchando, sin ver ni oír más que la insondable negrura de la noche, el incesante bramar del Nansa, que, más que ruido, parecía la respiración del silencio y los latidos descompensados de mi corazón.

¡Otra vez! exclamó la abuela con alguna impaciencia. ¿Soy yo, a mi edad, quien debe recordarte las ilusiones de la tuya?... Dios mío, qué desabridas y singulares son esas muchachas... No es culpa mía. La desilusión y la singularidad están en el aire que se respira. Empiezo a creerlo replicó la abuela descontenta.

14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás. 15 Y volvió la voz hacia él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo ensucies. 16 Y esto fue hecho por tres veces; y el vaso volvió a ser recogido en el cielo.