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Algunas matronas se erguían dignas y austeras, volviendo los ojos por no verles, pero al llegar a la otra banda del paseo lanzaban la noticia, una gran noticia para la gente ansiosa de novedades. ¿No saben ustedes?... Nélida, esa loca, ha abandonado a su escolta y está con el doctor español, el amigo de Maltranita. ¡Pobre hombre!

Las mujeres a quienes venció no eran dignas de ser conquistadas: unas, porque valiendo poco le costaron mucho; otras, porque no se rindieron al galán seductor, sino a su propia desesperada lascivia; ya eran jovencillas viciosas, ex vírgenes locas; ya mal casadas, ya viudas consumidas en forzosa continencia.

La actual población de las islas Marianas que como ya hemos dicho se compone de 7.138 almas, distribuídas en Guajan, Rota y Saipan, forman un conjunto de castas y razas dignas de estudio.

Varias señoras de las más encopetadas pasaron ante él sin volver la cabeza, desconociéndolo al verle en tan mala compañía. «Estas matronas tan dignas pensó él me van a tomar ojeriza si me encuentran mucho aquí. Huyamos; hay que conservar las buenas relacionesJunto a la puerta del café detuvo a Manzanares. Es inútil su empeño le dijo . Pierde usted el tiempo.

Dignas de alabanza son cuando hay seguridad en la y palabra del Príncipe enemigo, pero cuando está dudosa, por yerro tengo el aventurarse.

Dignas de alabanza y hasta de admiración hallo desde luego en este flamante novelista algunas nada vulgares prendas: el agudo talento de observación, la perspicacia con que lo descubre y lo advierte todo, el cuidadoso esmero con que lo guarda en la memoria, el ingenio y el arte con que se vale de esta acumulada riqueza de experiencias y observaciones para prestar realce y vario colorido a su fábula, y por último la facilidad, sencillez y abundancia del estilo con que lo expresa todo.

Estaban ambos en pie, cerca uno de otro, los dos arrogantes, esbeltos; la ceñida levita de Mesía, correcta, severa, ostentaba su gravedad con no menos dignas y elegantes líneas que el manteo ampuloso, hierático del clérigo, que relucía al sol, cayendo hasta la tierra.

Pues ha hecho usted bien en venir, porque en Sevilla sólo hay tres cosas dignas de verse: la catedral, el alcázar y el patio de las de Anguita repuso con graciosa solemnidad. Preparativos para el bloqueo. Matildita, como he dicho antes, debía de sospechar el deplorable resultado de mi entrevista con el capellán del colegio del Corazón de María.

El prior del monasterio de frailes cartujos de Santa María de las Cuevas, en 1630, era un varón respetable, no sólo por su mucha ciencia sino por sus virtudes, que al decir de todos, las poseía en alto grado, tanto más dignas de encarecer si se tiene en cuenta que ya en el siglo XVII no regía en aquella casa toda la rigurosa observancia de las estrechas reglas de la orden, como lo fueron en los primeros tiempos que siguieron á su fundación.

De nuestro rio Argentino y su grandeza Tratar quiero en el canto venidero, De sus islas, y bosques y belleza, Epilogo haré muy verdadero. Ninguno en lo léer tenga pereza, Que espero dar en él placer entero, De cosas apacibles y graciosas, Y dignas de tenerse por curiosas. En este canto se trata de la grandeza del Rio de la Plata, del Paraguay, y de las islas, peces, aves que hay en ellos.