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Tengo en singular estima la perfección, pero ésta carece para de ese atractivo que se apodera del corazón y que mi corazón necesita experimentar. Cualquiera que sea el mérito del señor Montbreuse, se pretende que había tenido la dicha, por un momento, de ocupar los nobles pensamientos de Eudoxia; dos almas tan solemnes eran dignas de aproximarse.

El haber sido el pintor sevillano Juan del Castillo maestro de artistas que tanto renombre y gloria alcanzaron, como Murillo, Zurbarán, Alonso Cano y Pedro de Moya, ha hecho que su nombre sea por esto citado más que por las obras que dejó á la posteridad, dignas de elogio, ciertamente, no pocas de ellas.

Es cosa muy cargante para el historiador verse obligado a hacer mención de muchos pormenores y circunstancias enteramente pueriles, y que más bien han de excitar el desdén que la curiosidad del que lee, pues aunque luego resulte que estas nimiedades tienen su engranaje efectivo en la máquina de los acontecimientos, no por esto parecen dignas de que se las traiga a cuento en una relación verídica y grave.

Cuando Ana volvió a dejar los quehaceres domésticos en la antigua marcha, don Víctor se lo agradeció en el alma también y respiro a sus anchas. «Aquellas injerencias de su querida esposa eran dignas de eterno agradecimiento... pero molestas para él.

A los sermones de cualquiera, no hay para qué ir prosiguió De Pas por más que a veces la palabra de un pobre cura de aldea encierra en su sencillez tosca tesoros de verdad, enseñanzas lacónicas admirables, rasgos de filosofía profunda y sincera, parábolas nuevas dignas de la Biblia; pero como esto es pocas veces, conviene acudir a los sermones de oradores acreditados.

Y, poniéndole un libro en las manos, que traía su compañero, le tomó don Quijote, y, sin responder palabra, comenzó a hojearle, y de allí a un poco se le volvió, diciendo: -En esto poco que he visto he hallado tres cosas en este autor dignas de reprehensión.

La coleccion de cuadros de pinturas que se halla en la parte baja no contiene obras bien dignas de atencion. No sucede lo mismo respecto del bello y rico Museo Stoedel, fundado por un opulento negociante de ese nombre.

Cosas que no me hubieran parecido dignas de atención en otras circunstancias; ¡producían sobre una impresión tan extraña! ¡Oh encanto delicioso que lo anima todo, que lo embellece todo, que esparce sobre la vida una luz de divinidad! Y los mismos sentidos, alucinados por la embriaguez del alma, no sueñan más que perfumes, luces, melodías celestes. Es el ideal de un paraíso.

Después de esta observación, y otras por el estilo, Petra se paraba a coger florecillas en los setos, se pinchaba los dedos, se enganchaba el vestido en las zarzas, daba gritos, reía; iba tomando cierta confianza al verse sola con su ama, en medio de los prados, por caminos de mala fama, solitarios, que sabían de ella tantas cosas dignas de ser calladas.

No pude porfiar, perdido de risa de ver la suma ignorancia; antes le dije cierto que eran dignas de cualquier premio y que no había oído cosa tan graciosa en mi vida. ¿No? -dijo al mismo punto-; pues oya V. Md. un pedacito de un librillo que tengo hecho a las once mil vírgenes adonde a cada una he compuesto cincuenta octavas, cosa rica.