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¡Santorcaz! exclamó la dama, poniéndose encarnada y después pálida como una difunta. ¿Quién? ¿Quién has dicho? Don Luis de Santorcaz, señora; un caballero castellano que ha venido ahora de Francia. Amaranta parecía sentir una emoción profunda.

Los vínculos... matrimoniales, vamos le interrumpí . ¿A qué andarnos con metáforas? Cabalmente replicó el médico. Pues lo dicho añadí yo . Está usted pensando con mi propio caletre y hablando con mi misma lengua. También se me había ocurrido esa salida un momento hace. ¿En serio? O en hipótesis. No es lo mismo. ¿Y por qué no ha de habérsele ocurrido en serio?

General en Gefe de esta division me ha ordenado comunicar á V. los conocimientos que he tomado del puerto de este rio en el reconocimiento que de él he practicado ultimamente en la comision que á este objeto me confirió dicho Señor.

¿Pero qué está sucediendo, señor? Sucede que yo estoy hablando mano á mano y á solas con vos. Lo que me honra mucho. Pues bien; que nadie sepa, doña Juana, que habéis sido honrada de este modo... vos no me habéis visto. Crea vuestra majestad, señor... , , creo que después de lo que os he dicho, seréis discreta. Pero estamos pasando lastimosamente el tiempo.

Este poder moderador entre la indisciplina de los hijos y la absoluta autoridad del padre, no se hizo sentir nunca en vida de aquella buena mujer, víctima ella misma y culpable inconsciente de las desventuras de la familia. En la esquina había un coche y alguien dentro que la esperaba. Se cerró la portezuela, y andando, coma había dicho Bernardino.

Una conspiración horrible. ¿Pero cómo...? Anoche un amigo mío, un noble joven que acababa de llegar á la corte, tuvo un desagradable encuentro á causa de una dama, con don Rodrigo Calderón. Don Rodrigo, según me ha dicho mi confesor, está herido, y esto es una desgracia. No, no señora, esto es una fortuna; don Rodrigo es un traidor.

La novela de un joven pobre es acabado modelo de lo que dejamos dicho. Por eso será siempre un libro nuevo, un libro joven, con la juventud eterna que en el arte tiene todo lo que significa belleza, gracia, fuerza ó elegancia. ¡Sursum corda! París, 20 de abril de 185...

Tan cierto es que no hay principio verdadero y fecundo que exagerado no se convierta en error y en manantial de ruina y que el nada demasiado del oráculo griego es la mayor verdad que se ha dicho hasta ahora en el mundo.

Mucha gana tengo de dar un abrazo á la chacha Ramoncica, aunque, dicho sea entre nosotros, yo quería más á la pobre chacha Victoria. ¡Qué noble mujer aquélla! Aseguro á V. que no he hallado igual mujer en el mundo. Si la hubiera hallado, no sería yo solterón. En este punto he sido poco feliz. No he hallado más que mujeres ligeras, casquivanas, frívolas y sin alma.

Me has dicho una simpleza, te he pegado un palo... Corriente... ya no hay que hablar del asunto... ¿Pasó?... Pasó. La joven se desprendió con un fuerte tirón y repitió con acento aún más grave y displicente: Está bien. Adiós. Los ojos del guapo relampaguearon.