United States or Micronesia ? Vote for the TOP Country of the Week !


María Teresa encontraba allí numerosos amigos; además, Diana y Bertrán Gardanne, sus primos, pasaban allí también sus vacaciones. Toda esta brillante juventud llevaba a la casa de campo de los Aubry, una vida alegre y feliz. Algunas semanas después de su llegada, reinaba gran animación en el jardín.

Justamente en esos momentos, el señor de Maurescamp, desertando del cuerpo coreográfico, hacía ostentación de sus relaciones con una amazona americana, Diana Grey, cuya aparición en el circo de Invierno había sido uno de los acontecimientos de la estación. Desde algunos días se la veía conducir alrededor del lago un par de caballos negros, cuya procedencia nadie ignoraba.

Los oficiales, con las capas terciadas, descendían las escalerillas, unos mirando altivamente a todas partes, otros besando a las mujeres, a la puerta de las casas. Los trompetas, con la mano en la cadera y el codo levantado, tocaban diana en las esquinas de las calles; los tambores apretaban las cuerdas de las cajas.

Ojalá que este bueno o mal gusto no se pierda, que nuestro público no se disipe, sino que persista o se renueve, y que al menos la mejor de nuestras novelas siga leyéndose con agrado la mitad del tiempo siquiera que fue leído el Amadís de Gaula o que fue leída La Diana de Jorge de Montemayor, que casi nadie lee ya porque le falta la paciencia.

Pero, señorita respondió Platel sentándose al lado de la señora d'Ornay, estoy cierto que cuando usted no está, son esos los sentimientos que se manifiestan... ¿Lo cree usted? replicó Diana. Yo pienso que un novelista vale por varias mujeres lindas.

Hay en tu fisonomía una dulce gravedad que me recuerda siempre la expresión de la Diana cazadora del Louvre. ¡Ya salió la mitología!

No conozco a miss Maud Watkinson dijo María Teresa, tratando de encubrir bajo un aire de gran indiferencia la sorpresa que le causaban las palabras de Diana. Hace cuatro meses que vivo reclusa... Pero dime, a propósito de esto, ¿la Condesa de Husson no acaba de estar muy enferma en Valremont adonde había ido a pasar unos días?

Se aproximaba a la mesa de , donde el lunch estaba preparado, y exacerbada de ver a Diana inmóvil en su puesto de observación, la llamó: Ven a ayudarme un poco, en vez de escudriñar la calle. ¿Ha regresado tu hermano? , anteayer. ¿Y está contento de su viaje a Austria? Parece que no tardó en plantar en el camino al estudioso Juan.

Diana estaba locuaz; continuó hablando, en tanto que María Teresa la seguía en silencio. Te lo aseguro, querida, Alicia está furiosa; no puede negar que eres la elegida. Al principio, estábamos siempre todas juntas, no se sabía todavía a cuál de nosotras se dirigirían las asiduidades del señor Martholl.

Era, además, hermosa como una ideal virgen espartana, como la propia Diana Cazadora, rica en salud y gallardía; esbelta, fuerte y ágil; con todos los atractivos de la más casta, limpia y juvenil hermosura.