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Pero a no me sirven de gran cosa tus cristales... ¡Qué! ¿Eres daltónico? Tal vez... ¡, hombre! y ... ¡los dos! ¡Al fin encontré la fórmula de mi diagnóstico!... ¡Daltonismo moral!... exclamó Melchor, riendo con toda su risa franca y contagiosa. ¿Y usted considera, señor médico le preguntó Lorenzo, en tono por excepción solemne y bromista al par que nuestro «mal» sea curable?

Al par del diagnóstico de la enfermedad expresará el remedio para la cura, aunque sea el cauterio aquí o la amputación allí.

Tras una hora de encierro en el cuarto inmediato al del enfermo, a quien rodeaban su familia gemebunda y cuantos españoles hubo en las inmediaciones, fueron apareciendo uno a uno los doctores, en larga y solemne procesión; cediéronles los profanos el sitio en derredor del lecho; tomó la palabra el menos joven y más estirado de los médicos; dijo que estaban perfectamente de acuerdo todos los profesores allí reunidos, lo mismo sobre el pronóstico que sobre el diagnóstico de la enfermedad que aquejaba al señor marqués; que aprobaban lo que hasta entonces habían dispuesto los dignísimos compañeros que se les habían anticipado en el honor de prestar los primeros auxilios al ilustre paciente; que volverían a reunirse dentro de dos horas, y que buen ánimo, entre tanto, para conllevar la inevitable pesadumbre por lo ocurrido...; con lo cual, y una ceremoniosa inflexión de cuello y de espinazo, salió de la estancia seguido de sus comprofesores, lo mismo que habían entrado, uno a uno y con la respectiva inflexión de cuello y de espinazo, graves, muy graves todos, y a cual más atildado y taciturno.

Por fortuna era don Custodio el que había hecho el diagnóstico y temiendo llamar la atencion se hacía el desentendido escribiendo al parecer la crítica de la pieza. ¡Si no fuera porque voy con ustedes! dice Juanito haciendo girar los ojos como los de ciertos muñecos que mueve el péndulo da un reloj. Y para ser más parecido, sacaba de tiempo en tiempo la lengua.

Todos estos cambios de un mismo síntoma y sus epifenómenos constituyen el diagnóstico diferencial en patologia como en patogenesia, y obligan al práctico á hacer el exámen mas minucioso. V. Dósis infinitesimales. Las dósis infinitesimales han suscitado una multitud de cuestiones que están aun por resolver, relativas á la repeticion, alternacion, duracion de accion y cantidad.

Tales son los hechos que arrojan los autos, en virtud de los cuales bien cabe deducir, como antes afirmé, sin gran temor de equivocarse, que se pudo engañar la enferma en el diagnóstico de su recaída, hasta el punto de ver las cosas enteramente al revés de como pasaban.

»Pero, si no existía error en el diagnóstico, podía haberlo en el tratamiento, y aferrado a esta esperanza comenzó a exponer los medios que había puesto en práctica para combatir el mal; los sistemas, ya propios, ya ajenos, que había seguido, y las armas esgrimidas contra la horrible dolencia, imposible de vencer. ¿Qué otra cosa le quedaba por hacer?

Las causas, según su propio discurso, eran las mismas de entonces, en lo fundamental del fenómeno; pero, según mi desapasionado entender y con los autos a la vista, puede haber un error muy considerable en aquel diagnóstico, por lo que toca a las fuentes mediatas de la enfermedad.

Sin rechazar, pues, los otros métodos ó los medios accesorios de curacion, consagramos esta obra al método terapéutico basado sobre la ley de los semejantes, esponiendo los efectos fisiológicos de los medicamentos y deduciendo esperimentalmente los terapéuticos, pues están estos tan relacionados con los primeros, que generalmente nos ha bastado señalar entre los efectos terapéuticos los principales efectos fisiológicos, á fin de evitar fastidiosas é incesantes repeticiones, sin perjudicar por esto al diagnóstico de la enfermedad, que seguramente es igual al del medicamento.

» No persigo un propósito, sino una esperanza repuso. » ¿Y cuál es? le pregunté con ansiedad. » La de que pueda haberme engañado al hacer el diagnóstico o al tratar la enfermedad; por eso he llamado a los que mantienen los sistemas combatidos por más rudamente. ¡Ojalá me confundan y resulte yo al lado de ellos más ignorante que un patán de aldea!