United States or Tanzania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los cosacos desembocaron del sendero en el prado de enfrente, encorvados sobre sus caballos, con las piernas encogidas, a rienda suelta y corriendo a todo correr hacia la casa forestal, como ciervos perseguidos. ¡Ah! huyen como diablos gritó el doctor.

Antes que éste se terminase, comenzaron a salir por las trampas del escenario hasta una docena de diablos con sendas y enormes pelucas de estopa, el rabo de etiqueta, y teas encendidas, en las manos.

Entonces, ¿qué diablos le trae a usted por aquí? ¡Ya está usted buena maula! ¿No yo que se gastaba usted con ella los ojos de la cara? ¡Y que no es usted poco rumboso, decían allí! ¡Bah! Una cosa es gastar y otra querer.

La vista de los circunstantes se dirige naturalmente al recien llegado; y todos desean saber de su boca la impresion que le causara la medrosa aventura. «En verdad, señores, dice, que no qué diablos teníamos esta noche en casa.

Antes de llegar hasta había el Conde tomado informes, y yo no cómo diablos se las había compuesto que, a pesar de vuestra fuga precipitada en un pesetero, sabía ya cómo os llamabais, dónde vivíais, quiénes erais, quién era tu marido y mil cosas más.

Allá por los años de 1734 paseábase muy risueña por estas calles de Lima, Mariquita Martínez, muchacha como una perla, mejorando lo presente, lectora mía. Paréceme estar viendo, no porque yo la hubiese conocido, ¡qué diablos!

No adónde diablos se me ha ido la razón... Esta mujer me ha embrujado... Nada, enteramente imbécil». iii En la soledad de su alcoba, encontrose mi hombre más dueño de mismo, habiendo vencido aquella turbación inexplicable con que saliera de la casa de Santa Cruz. Despidió a su criado, después de quitarse la ropa, y envuelto en su bata se tendió en el sofá.

¿Iba a insultar a una mujer, él, un noble? ¿Y por qué? ¿A causa de aquel guapo oficial a quien sonreían las muchachas? Que no se ponga en mi camino exclamó blandiendo el látigo con una violencia que hizo encabritarse a su caballo. Hola, sobrino... ¿Con quién diablos disputas? El señor Neris, apoyado en su bastón, apareció en la linde del bosque.

¡Ah!... ¿Entonces? Pues, al llegar a la presa, veo, dos enamorados en el puentecillo... ¿Y para eso?... Y entonces me dije que era una vergüenza y un escándalo, y que eso no podía durar... ¡Déjalos que se amen, por todos los diablos! Y que yo debía hacer saber a mi amo... que el señor Juan y la señora... No puede continuar; la mano de su amo lo ha cogido por la garganta.

Cariñoso y solícito con don Rodrigo... por el duque no hay que temer; es ciego. Sin embargo, ha enviado á don Baltasar de Zúñiga de embajador á Inglaterra, ha sacado del cuarto del príncipe al duque de Uceda, y su excelencia está dado á los diablos con su padre. Creo que hay un diablo familiar que le aconseja. ¿Eso te dijo el duque? Vaya, y que hacía mucho tiempo que no podía olvidar mis ojos.