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Una sola, allá en Lima, me quiso de veras con amor fervoroso, pero criminal. Yo también la quise, por mi desgracia, porque tenía un genio de todos los diablos, y queriéndonos mucho, la historia de nuestros amores se compuso de una serie de peloteras diarias. Aquellos amores fueron pesadilla, y no deleite.

Agitadas de neurosis, exasperadas de lujuria, como diablos súcubos se dejan poseer por don Juan, y apenas poseídas, se truecan en pelados y mal olientes esqueletos. Gasas, tisúes y rasos quedan desfilachados y en jirones, flotando sobre las osamentas. En derredor de las vértebras cervicales caen desgranados y sueltos los collares. De los cúbitos penden los brazaletes rotos.

Lope, aludiendo a la costumbre de ahorcar un pelele el Jueves Santo, figurando a Judas: «MENDOZA. Y ¿qué importa que una dama tenga el cuerpo diligente..., las caderas como en Flandes, las piernas como un jinete, si el rostro puede ser molde de hacer diablos para el jueves en que al despensero cuelgan que afrentó los calabresesQuevedo, Vida del buscón llamado don Pablos..., libro II, cap.

No hablemos, no hablemos de eso, que se me amarga la alegría. bajarás a la estación, ¿eh? , pero... no como me las arreglaré... A quien se le contara el caso, se echaría a reír. ¿Cómo diablos le conoceré? Hombre, él vendrá con hábitos. Le llamas, y con darle una voz...

- quiero -respondió Sancho con mucha cólera-, pero querría que fuese con toallas más limpias, con lejía mas clara y con manos no tan sucias; que no hay tanta diferencia de a mi amo, que a él le laven con agua de ángeles y a con lejía de diablos.

No crea usted eso, D. Andrés... Las muchachas están rabiando porque alguno les diga algo, y si es un señorito, mejor que mejor... Mire usted, yo tengo dos hijas; pues no cuál de ellas tiene más ganas de salir de casa... Yo les digo: ¿cuándo diablos me atrapáis un señorón rico que os mantenga para que me dejéis en paz?... Pero nada... se pasa el tiempo... van al mercado los jueves, van a las romerías, y nada... no acaban de dejarme solo a mis anchas.

Yo no los conocía; pero ahora le tomé cariño a ella, y eso de irme, dejándola tan mala.... ¡Por vida de!... ¿no tiene papá, tía, hermano? ¡que vengan con mil diablos a cuidarla! A nosotros ¿qué nos va en eso? Si tienes vocación de Hermana de la Caridad, dijéraslo y no te casaras, hija... tu obligación es atender a tu marido y a tu casa, nada más....

A esta palabra, Albión se cubre de su más espesa neblina; los dandys caen en el spleen más negro; las ladys se llenan de diablos azules las mises sienten bascas, y las modistas se tocan de los nervios. No es extraño, pues, que Erín se creyese degradado, dejándose robar por ladrones vulgares; y así es que se defendió como un león.

Su vida era a modo de una larga cinta de billetes de tranvía, de la que se arrancaba uno cada veinticuatro horas. No tardó en cansarse de contemplar a la muchacha, y la hubiera olvidado sin dificultad; pero se hallaba frente a él, y no podía menos de mirarla de vez en cuando. «Ha venido hace muy poco de la provincia pensaba severamente . ¿A qué diablos vienen aquí?

-Eso no -respondió Sancho-: no seré yo tan descortés ni tan desagradecido, que con quien he comido y he bebido trabe cuestión alguna, por mínima que sea; cuanto más que, estando sin cólera y sin enojo, ¿quién diablos se ha de amañar a reñir a secas?