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La ley de la humanidad, puesta en lugar de la ley de la contradiccion; la ley de Dios y la del hombre, puesta en lugar de la ley del diablo y de la del hereje, esto lo explica todo.

Aquella explosión de trueno le hizo recordar los combates del diabólico héroe, del religioso caballero de la Cruz, burlón con Dios y con el diablo, que hizo siempre su soberana voluntad y tan pronto peleó al lado de los suyos como vivió entre los enemigos de la Fe, según sus caprichos y aficiones. No; de éste no renegaba Febrer.

7 Hijitos, no os engañe ninguno; el que hace justicia, es justo, como él también es justo. 8 El que hace pecado, es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para que deshaga las obras del diablo. 9 Cualquiera que es nacido de Dios, no hace pecado, porque su simiente está en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

De hoy en ocho días firmaremos el contrato. Ya sabéis, querido amigo, que es asunto que os atañe. Permitidme que acompañe a esas señoras hasta el coche, y nos acercaremos al círculo. Por el camino hablaremos. Pero cubríos, ¡qué diablo! No había visto que permanecíais con el sombrero en la mano. ¡Cuando menos se piensa se atrapa un resfriado!

El diablo, harto de carne... Regalaban a las traperas una sábana por año, y arroz y castañas por Navidad; pero las obligaban a oír la explicación de la Doctrina dos veces por semana. En Carnaval había gran reunión, para pedir al Señor que perdonase las locuras del mundo, y comenzaba la fatigosa época de la Cuaresma. Las que faltaban a estas grandes solemnidades perdían la sábana.

¿Quién era ese individuo? Pues no ... Un pobre diablo con carta de hambre, cualquierr cosa... ¡Ahí está el hilo del ovillo! exclamó con grande interés Jacobo . ¿Le dejaste solo? ¿Tocó el álbum?...

Llovían las balas en torno de su persona, pero ni una sola lograba tocarle. No gastes tus cartuchos, hermano continuó Jaramillo, con una expresión fatalista . Ese hombre posee un talismán, un payé que le hace invulnerable como el diablo.... ¿Quién sabe si lleva en el pecho alguna pluma de caburé? Morales cesó de disparar. Tenía una ciega confianza en la sabiduría de su compañero.

No aprende; no se le pega nada. Y como para todo se necesita talento, una especialidad de talento, resulta que esa infeliz que tanto te da que pensar, no sirve absolutamente para diablo, ¿me entiendes? Si todas fueran como ella, apenas habría escándalos en el mundo, y los matrimonios vivirían en paz, y tendríamos muchísima moralidad.

En materia de trabajo nuestras abuelas eran la romana del diablo, y cuando un hombre se casaba encontraba en la conjunta, no sólo la costilla complementaria de su individuo, sino un socio mercantil que le ahorraba el gasto de dependientes.

Un trueno formidable, simultáneo con el relámpago, estalló sobre la casa y puso pálidos a los más valientes. ¡Vamos, vamos, pronto! gritó el Magistral, cuya palidez no la causaba la tormenta. El trueno le sonaba a carcajadas de su mala suerte, a sarcasmos del diablo que se burlaba de él y de su miserable condición de clérigo.