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Las salchicherías exhalaban por sus puertas acre olor de especias, con cortinajes de seca longaniza en los escaparates y filas de jamones tapizando las paredes; las tocinerías tenían el frontis adornado con pabellones de morcilla y la blanca manteca en palanganas de loza, formando puntiagudas pirámides de sorbetes, y los despachos de los atuneros exhibían los aplastados bacalaos que rezuman sal; las tortugas, que colgantes de un garfio patalean furiosas en el espacio, estirando fuera de la concha su cabeza de serpiente; las pintarrajeadas magras del atún fresco, y las ristras de colmillos de pez, amarillentos y puntiagudos, que las madres compran para la dentición de los niños.

Las obreras llorosas que volvían de decir adiós á sus hombres vieron al mismo señor sonreir á los niños que marchaban junto á ellas, acariciar sus mejillas y alejarse, abandonando en sus manos la pieza de cinco francos. Don Marcelo, que nunca había fumado, frecuentó los despachos de tabaco.

La mañana pasábala don Antonio conferenciando con los corredores en la trastienda, leyendo los despachos bursátiles de los periódicos, haciendo comentarios y sosteniendo disputas con ciertos amigos nuevos que formaban corro a la puerta del establecimiento y hablaban con calor de la alza y la baja, los enteros y los céntimos.

De aquí que, en días de fiesta, los obreros de gustos alcohólicos se entregasen á las más desordenadas fantasías en los cafés y los despachos de licores. No sabían cómo acabar su dinero en esta tierra de vida improvisada y escasas diversiones. Algunos disparaban sus revólveres escogiendo como blanco las botellas alineadas en la anaquelería detrás del mostrador.

36 Y dieron los despachos del rey a sus gobernadores y capitanes del otro lado del río, los cuales favorecieron al pueblo y a la casa de Dios. 2 Porque han tomado de sus hijas para y para sus hijos, y la simiente santa es mezclada con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en esta prevaricación.

Comiéronse los caballos y otros animales, repartiéndolos por raciones, y hubo algunos, y no es manera de decir, que comieron hígados de turcos; y se vió vender una gallina en 14 ducados, y muchas cabezas de cebollas, que llevó una fragata que fué con unos despachos de Sicilia, á ducado cada una, y cada cabeza de ajos un real, y á este respecto, y otras cosas que llevó.

Continué toda aquella noche con mis compañeros escribiendo más y más órdenes y circulares para el mismo fin; pues sin explicar cómo ni de qué manera, aglomerábanse despachos de todas partes, pidiendo noticia de mi llegada, á la vez que consignas para levantarse contra los españoles.

Llegó este propio día, tres ó cuatro horas antes que anocheciese, una fragata con dos despachos del Gran Maestre, el uno para el Duque y el otro para Juan Andrea, en que les avisaba que el armada turquesca había hecho agua en el Gozo.

Sobre las mesas, hechas con tablas y caballetes y que tenían por manteles sábanas recién lavadas, fueron apareciendo los manjares más ricos y extraordinarios del «Almacén del Gallego» y otros despachos de bebidas y alberguerías existentes en las colonias inmediatas al río Negro.

La junta, presidida por Casas, se hizo cargo de los despachos de Murat y de los que el gobierno británico habia enviado por medio de Colincour y de Cochrane, y optó decididamente por la conservacion del estado de cosas sin alteracion de ninguna especie.