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puedes llevar á tu familia, vivir en un palacio. ¡Oh, Dios mío! Quiero que pases por una dama principal. ¡Oh, descuidad!... no os avergonzaré, no diré á nadie que he estado sirviendo. Lo quiero... no por , que eres harto hermosa para que pueda disculparme, sino por ti. , por ti y por . ¡Oh, Dios mío y qué feliz soy! ¡Cuando pienso que he estado á punto de casarme con Cosme Prieto!

¡Inquisidor general! No si debo alegrarme ó entristecerme. Allá veremos. Entre tanto, y mientras yo estoy fuera del convento, quedáos á la mira. Descuidad. En vos confío. Id, id con Dios y nada temáis. Salió de nuevo el padre Aliaga, atravesó el claustro seguido del gentilhombre, salió del convento, entró en una litera, y aquella litera rodeada de soldados, tomó el camino de palacio.

Pero descuidad, que una vez allí trataremos de que obtengáis vuestro plato español favorito, preparado con todas las reglas del arte. Ya ve Vuestra Alteza, continuó dirigiéndose al rey Don Pedro, que no faltan entre nuestros caballeros admiradores entusiastas de la cocina española. Pero, dicho sea en honor de Sir Oliver, también sabe pelear con el estómago vacío.

Es necesario que le digáis, que le hagáis creer que nada os importa ya don Juan. Os comprendo, os comprendo, descuidad. En aquel momento sonó el ruido de una carroza y Casilda entró azorada. ¡El duque de Lerma! exclamó. El duque... lleváos al momento esta mesa... y vos... vos don Francisco, escondéos aquí. ¡Cómo! ¿en vuestro dormitorio? , , desde ahí podréis oír y ver.

Pero descuidad, que la mitad de estos ducados que aquí llevo se la daré á mi madre y la otra mitad la agregaremos á los dineros que vos tengáis, para comprar el Galeón Amarillo que nos llevó á Burdeos y con él saldremos en busca del barón. ¡Buen Tristán! dijo Roger sonriéndose. Pero ¡ah! que si el barón viviese ya hubiéramos tenido nuevas suyas. ¿Qué villa es esa? preguntó poco después. ¡Romsey!

Pues vamos, vamos al momento; ¿qué tardamos? ¿Estáis seguro de dominaros hasta el punto de parecer sereno después de lo que habéis sufrido? Ha sido un sueño, un horrible sueño que ha pasado. Cuenta con que el sueño no se conozca en los ojos. Descuidad, estoy tranquilo; lo que me habéis revelado me ha cerciorado.

Pues quisiera dejarlos aquí, á vuestro cuidado, con todas las buenas cosas que contienen, á excepción de esta cajita de plata labrada, cristal y piedras preciosas, regalo de mi capitán á la baronesa de Morel. ¿Queréis guardarme mi tesoro? Descuidad, arquero, que conmigo estará tan seguro como en las arcas del rey. Volved cuando queráis, que aquí habréis de hallarlo todo intacto.

Entrególas el alguacil. Idos, y que á persona viviente reveléis lo que habéis averiguado. Descuidad, señor dijo el corchete, y salió de la cámara andando para atrás para no volver la espalda al duque. Cogió éste y examinó minuciosamente los papeles que le había dejado el alguacil, y después los guardó en su ropilla y llamó.

Rescates y botín soberbios habéis ganado con vuestro esfuerzo, pero sois tan generoso como valiente y otros se han aprovechado de vuestra hacienda. Descuidad. No más esplendidez á costa de la tranquilidad y el bienestar de los míos. Cobrad ánimos; la campaña no será larga y ansío recibir noticias definitivas.

Seguid, seguid haciendo vuestro equipaje, señora, que hemos de marchar esta misma noche; entre tanto descuidad, que yo he de traeros antes de media hora á don Juan. Y Quevedo, saludando á doña Clara y evitando prolongar la conversación, salió, porque le tardaba saber lo que hubiese de cierto en el negocio.