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Descripciones que hacen de este edificio nuestros escritores antiguos, y algunas noticias curiosas sobre su distribucion interior. Es verdaderamente doloroso, que nuestros escritores no se hayan ocupado como debieran en describir este monumento.

Entonces cubren las aguas el viejo paseo, y aquel lugar tan ameno y agradable presenta un cuadro imponente, cuadro que no es necesario describir, pues hartas veces lo han presenciado por desgracia los sevillanos. El viejo Arenal lleva hoy el nombre de Paseo de Colón, nombre que se le dió en 1892, cuando las fiestas del centenario del descubrimiento de América.

Capítulo sesto y último. La Sierra y la Campiña. Si hubiéramos de detenernos en describir todo lo bueno que la provincia de Córdoba debe á la naturaleza, sería interminable nuestra tarea, pues siendo la Andalucía el vergel de España, Córdoba es, ó debiera ser al menos, el vergel de Andalucía.

Casi pensaba omitir en esta relación algunos pormenores relativos al primero de los monumentos que dominan el Támesis, la Abadía de Westminster, no obstante su importancia, porque me he propuesto no describir sino lo que haya visto. No tuve tiempo para recorrer todo el interior de aquella catedral de las glorias británicas, que es el reverso de la Torre de Lóndres.

No tenemos espacio para describir aquí aquel país desconocido hasta entonces de los europeos ni para relatar los peligros y trabajos que pasaron y los triunfos que obtuvieron nuestras dos atrevidas viajeras.

De pronto un joven ha aparecido en un portal. ¿Necesitaré describir este joven? Es alto; va vestido de negro; lleva una cadenita de oro, en alongados eslabones, que refulge en la negrura, como otra idéntica que lleva el consejero Corral, pintado por Velázquez. Es posible que Orsi no conozca este cuadro de Velázquez, y, por lo tanto, no haya advertido dicho detalle.

En las otras novelas del Sr. López Roberts, éste se deja llevar de su propia inclinación, y desechando el intento de mostrarse apto para todos los géneros, pone a un lado lo horrible, y se complace en describir lo limpia y delicadamente patético.

«Del salon de SANTA ISABEL por ejemplo, de este magnífico resto de la grandeza del antiguo Reino de Aragon; de esa joya arqueológica, que la heróica Zaragoza ha conservado en medio de las ruinas de sus modernos edificios ¿qué podrémos decir que no hayamos va escrito al describir otros muchos monumentos de la misma época de los Reyes Católicos, esto es, del siglo XV

En esto ¡quién se acordaba, por supuesto, de la medicina legal y de las otras asignaturas del doctorado! Fui a pasar el verano a Bollo, y convencí a mi buen padre de que yo no había nacido para tomar pulsos, sino para describir en verso todo lo creado, y me facilitó dinero para volver al año siguiente a Madrid.

Si no hubiera vuelto ya de hombre a Lúzaro, no hubiera tenido una idea clara de cómo es. Los recuerdos de la infancia me daban datos falsos; esto amplificado, aquello disminuído, y entre una cosa y otra grandes lagunas. Si, basado en mis impresiones de chico, hubiese pretendido describir mi pueblo, seguramente mi descripción se parecería muy poco, o quizá nada, al original.