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Entre estos dos extremos, uno plebeyo y otro linajudo, yacían olvidadas en el corazón de don Juan docenas de conquistas intermedias, de las cuales ninguna hubo que le dejase en la memoria recuerdos mortificantes. Así que el hombre estaba triste y desazonado, porque ahora Cristeta le ocasionaba, juntamente, pesar de haberla perdido y casi disgusto por su proceder respecto de ella.

Lo cierto fue que, desazonado y nervioso con la batalla de mis preocupaciones a oscuras, encendí la luz, y que no bien la hube encendido, me acordé de los papeles que mi tío me había dado en su cuarto al despedirnos, y había guardado yo después en un cajón de la cómoda. Buen recurso me dije , para sobrellevar estas largas horas de insomnio.

Porque esas cartas son muy atrasadas: estos últimos días no ha escrito... esta mañana ha llegado otra carta... pero no parece suya la letra... tómala. ¿De modo que estas son anteriores? Claro: la última vino el 2; estamos a 30; con que... ¡Veintiocho días sin escribir! Desazonado por el presentimiento de alguna desgracia, rompió el sobre, cuya letra no era de Felisa, y miró la firma.

Tornó ella a salir, quedose él otra vez esperando más desazonado que antes, y en un abrir y cerrar de ojos apareció de nuevo la del hábito ratonesco diciendo de mal talante: Señor, era equivocasión; esa señora ha salido ya; era error que cometíamos; no estaba, hoy que hasía su guardia. Elle est partie.

Asistió hasta el Tarumbo, que rara vez iba por allí, harto más intranquilo y desazonado con la enfermedad de don Celso y la burrada de Pepazos, que por habérsele ensanchado en más de otro tanto, con el peso y la destilación de la nieve, el boquerón que ya tenía su casa en el jastial del Poniente.

Sucediónos lo que dice el refran: la multitud de los perros es la muerte de las liebres. Ocho dias continuos anduvimos vagando por los bosques: de suerte que, aunque he peregrinado tanto en toda mi vida, nunca he tenido camino mas áspero, molesto y desazonado. Manteniámonos con miel y raices, y no nos deteniamos á cazar algunas fieras, porque los indios no nos alcansasen.

Viéndole joven, elegante y lindo, que venía con frecuencia á la casa, y que cuchicheaba siempre con Lucía, supusieron con visos de fundamento que era su novio, y ya en la casa le apellidaban el novio de la señorita. Tal era la situación de cada uno de los personajes secundarios de esta historia cuando el Comendador, después de su entrevista con Doña Blanca, se hallaba tan desazonado.

No habría sido incómoda su compañía si las travesuras juveniles no hubieran desazonado á los demás cofrades hasta el punto de no querer admitirlos en ninguna, por lo que se unieron á los mulatos, pues hasta los negros esquivaban la compañía de los estudiantes que al fin dejaron de salir, pues su memoria solo llega al año 1727 en que salieron de la iglesia de los Clérigos Menores el Jueves Santo en la tarde

Algo impresionado al principio por la fuerza del manejo del señor de Maurescamp, repúsose prontamente y tomó una ventaja absoluta en el segundo ataque. El señor de Maurescamp, desazonado, dijo, riendo, que esperaba tomar su desquite a la mañana siguiente. Como guste contestó de Sontis , estoy a sus órdenes; pero le advierto que ya conozco su manejo, y que no me tocará sino cuando yo lo quiera.