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Pues ahora te mando elegir entre el propio desastrado farmacéutico y el Príncipe de Asturias, si le hubiera, y soltero y galán... el Emperador de todas las Rusias y del Universo mundo... Pues también a Leto... ¡Y afirmabas que no había planes ni!... ¡Pero si vas dándomelos hechos, papá!... Pues arderá Troya, hija... y por los cuatro costados, antes que las cosas vayan por donde no deben de ir.

Pero ¿cómo ha de dársenos eso si ha de vivir el desastrado sistema que nos rige y del cual reniegan ya sus más fervorosos admiradores?

En Cartagena amigos ayudaron A Zarate á salir de su laceria: Qué muchos de su mal se constritaron, Por verle haber venido á tal miseria: Que para asar, cocer, freir, decia, Que en mucha cantidad barras tenia. Con este desastrado desbarate, Y desdichado fin y mal suceso, A Castilla se viene el de Zarate, Sin sacar de su plata un solo peso.

Lazarillo de Tormes, Guzmán de Alfarache, Marcos de Obregón, Estebanillo González, el buscón D. Pablo, el donado hablador y otros personajes de la misma laya, han de haber encontrado en el reino de la fantasía y reconocido como muy cercano pariente al héroe desastrado de la novela de D. Pío Baroja.

Nadie se cuidaba ya de recoger y barrer el amarillo tapiz del follaje, porque Vichy, tan peripuesto y adornado en la estación de aguas, se torna desastrado y desaliñado no bien le vuelven la espalda sus elegantes huéspedes de estío.

Reparó Dorotea en las razones de Cardenio y en su estraño y desastrado traje, y rogóle que si alguna cosa de su hacienda sabía, se la dijese luego; porque si algo le había dejado bueno la fortuna, era el ánimo que tenía para sufrir cualquier desastre que le sobreviniese, segura de que, a su parecer, ninguno podía llegar que el que tenía acrecentase un punto. -No le perdiera yo, señora -respondió Cardenio-, en decirte lo que pienso, si fuera verdad lo que imagino; y hasta ahora no se pierde coyuntura, ni a ti te importa nada el saberlo.

Este desastrado fin tuvo Roger de Flor de edad de 37 años, hombre de gran valor, y de mayor fortuna, dichoso con sus enemigos, y desdichado con sus amigos, porque los unos le hicieron señalado y famoso Capitan, y los otros le quitaron la vida.

En el pasado canto recontamos Del puerto que tomó el Zaratino: Escuchad pues agora que contamos El fin tan desastrado que le vino. En esta tierra, y puerto que tratamos, El triste Adelantado fuè mohido, Que bien cierto est

Cerca de su casa encontró á Tchernoff. Don Marcelo estaba de buen humor. La seguridad de que iba á ver pronto á su hijo le comunicaba una alegría infantil. Casi abrazó al ruso, á pesar de su aspecto desastrado, sus barbas trágicas y su enorme sombrero, que hacían volver la cabeza á los transeuntes.

No yo el que tuvo Leandra; sólo que el padre nos entretuvo a entrambos con la poca edad de su hija y con palabras generales, que ni le obligaban, ni nos desobligaba tampoco. Llámase mi competidor Anselmo, y yo Eugenio, porque vais con noticia de los nombres de las personas que en esta tragedia se contienen, cuyo fin aún está pendiente; pero bien se deja entender que será desastrado.