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Ya me he informado; el primero de octubre parte un buque de Brema; es preciso que salga yo de aquí la semana próxima... sabrás qué es lo que me corresponde por mi herencia... Debo haber derrochado una buena parte... Dame a cuenta de ella lo que tengas en dinero; envía los fondos a Franz Maas, que yo iré a casa de él a buscarlos... ¿Y no vendrás siquiera una vez al... al?...

En cuanto a Juan... él mismo, con su carácter, suministró idea del estímulo que había menester. ¿Estaba enviciado en la facilidad, madre del hastío?, pues hacerse desear. ¿Eran sus amores pasajeros y compradizos?, pues demostrarle que ella no se vendía, ni era su corazón tesoro para derrochado en unos días. ¿Lograría que Juan viese claro el sentimiento que la impulsó a tales aventuras?

Las florestas y las selvas filipinas son como las minas y el suelo mismo del Archipiélago: manantiales inacabables de riquezas que con el mudo, pero elocuente lenguaje de los hechos, llaman continuamente á aquellos países á capitales y brazos que exploten los tesoros que con tan pródiga mano ha derrochado allí la naturaleza.

Porque no he sabido poner freno a mi fantasía; porque no he podido cerrar y soldar mi corazón, vaso riquísimo que cuanto más se derrama, más se llena... He querido a muchas mujeres; he hecho mil disparates; he derrochado una fortuna. ¡Desventajas de la constante aspiración a lo infinito, de esta sed, Isidora, que no se satisface nunca! ¿Ves mis calaveradas?

¡Y pensar que ella, que había derrochado tantos miles de duros y vivía con cierta ostentación, pasaba angustias por unos cuantos miles de reales...! El recuerdo de su hermano se aferraba tenazmente a su memoria. ¡Ah, maldito avaro!

El portal de Belén era grandiosa fábrica greco-romana de corcho con sus columnas estriadas: dentro estaba el pesebre guarnecido de verdadera paja y sobre ella el Niño Jesús enteramente desnudo y boca arriba, a sus lados el buey y la mula esculpidos con rigidez hierática, y delante, colocados en adoración, San José con traje amarillo, y la Virgen con manto más brillante y rojo que un pimiento, ambas cabezas coronadas por descomunales resplandores en que se habían derrochado panes de oro.

Al fin, un calavera olvidado de la religión y las buenas costumbres, que había derrochado lo que restaba de la fortuna de su casa. ¿Qué iban a decir sus ilustres parientes? ¡Qué vergüenza la de su tía doña Juana, aquella noble señora la más santa y linajuda de la isla a la que, unos por burla y otros por exceso de veneración, llamaban «la Papisa»! Adiós, madó... Al anochecer estaré de vuelta.

Navarro debió principalmente su venturosa escapatoria, a la condescendencia o complicidad de la gente menuda, siempre venal; de modo que Salvador no se arrepintió de haber recurrido al buenazo de Pedro López, ni este se arrepintió de servirle, porque, habiendo cobrado en moneda corriente sus estipendios y el importe de todos los gastos, pudo ofrecer a la iracunda Nazaria parte del caudal que le había derrochado.

Tablas había derrochado sumas relativamente considerables. Si ahora traía a la casa otras sumas mayores, se trocaba de libertino y perdido en el hombre más allegador y apersonado de todo el barrio. ¡Bien, re-Cristo!

Es cierto confesó Atilio . En los juegos es donde se muestra la debilidad humana y la tendencia que tenemos á la superstición. ¡Qué de manías, como si el pasado pudiera influir en el presente!... ¡Qué de inútiles esfuerzos para domar á la suerte!... Se han derrochado más tesoros de imaginación para inventar nuevos sistemas de juego que para encontrar el movimiento perpetuo, y con igual inutilidad.