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Arnaldo de Villanueva, Raimundo Lulio, Rogerio Bacon, Pedro de Ailly, degradan su elevada inteligencia por penetrar los misterios de las ciencias ocultas; las universidades, obsequiosas con la ambicion de los príncipes, empiezan á combatir con los recuerdos de Roma antigua la supremacía de la Santa Sede, tomando parte en la deposicion de los pontífices, exagerando las regalías, dejando perder la escolástica y abandonando el cetro de la ciencia, que hasta entonces con tanta dignidad habian llevado, por mezclarse en las contiendas de los reyes con la Iglesia.

Las deposiciones son mas bien normales, ó cuando más un poco líquidas; se manifiesta una sensacion de presion, vómito una sola vez al tiempo de defecar, y un malestar en el vientre seguido de deposicion, por la mañana. El ano es el punto de varias sensaciones de prurito, como si se espulsasen lombrices; las orinas son mas abundantes, y hay un poco de ardor, ó punzadas al orinar.

Sigue el curso de las calles, atraviesa los huertos, entra en una casa y, señalando un hombre que encuentra, dice fríamente: «¡Este esEl delito está probado, y raro es el delincuente que resiste a esta acusación. Para él, más que para el juez, la deposición del rastreador es la evidencia misma; negarla sería ridículo, absurdo.

Emparan tuvo que asentir á la idea de formar una Junta suprema; pero habiendo tenido los capitulares la debilidad de acceder por su parte á que este siguiera ocupando al frente de ella el cargo de Presidente, un doctor y canónigo de la catedral de Carácas, el Señor Don José Cortés Madariaga, que se anunció en el ayuntamiento como diputado del clero y del pueblo, en un interesante y elocuente discurso pidió la deposicion del capitan general.

Quien piensa en no ama a la patria; y está el mal de los pueblos, por más que a veces se lo disimulen sutilmente, en los estorbos o prisas que el interés de sus representantes ponen en el curso natural de los sucesos. De espere la deposición absoluta y continua. Yo alzaré el mundo. Pero mi único deseo sería pegarme allí, al último tronco, al último peleador: morir callado.

República Bolívar. Rendicion del Callao. Emancipacion de la América del Sud realizada. Consideraciones. Principia á turbarse el órden entre los venezolanos. Deposicion decretada contra Paez. Sublevacion de Valencia. Los partidos. Asamblea provocada por los federalistas de Carácas. Bolívar se dirije á Venezuela. Proclama dada en Maracaibo. Acontecimientos del Perú.

Lo quinto, que aunque se halla plenisimamente satisfecho de la honrosa conducta y buen procedimiento de los Señores mencionados, sin embargo, para satisfaccion del pueblo, se reserva tambien estar muy á la mira de sus operaciones, y caso no esperado que faltasen á sus deberes, proceder á la deposicion con causa bastante y justificada, reasumiendo el Exmo.

Es cierto que habiendo entrado Godfrey Cass en la taberna del Arco Iris durante una de las frecuentes repeticiones que daba el señor Snell de su deposición, hizo poco caso del testimonio del tabernero. Declaró que él mismo le había confiado un cortaplumas al buhonero, y que éste le había parecido ser un tipo alegre, a quien le gustaba chancear.

Yo te pedí de rodillas, aquí, en este mismo sitio, que revocaras aquel edicto; y te lo pedí por ti mismo, por la gloria de tu nombre, por tu dignidad de rey, más que por el bien de tus reinos. Te lo pedí, Felipe, porque te amo, y porque te amo, te pido la deposición del duque de Lerma. ¡Que me amas, Margarita! ¡que me amas! exclamó el rey ¡y no me lo has dicho hasta ahora!

Sacrílegos, blasfemos, apóstatas, hereges, réprobos ante Dios y ante los hombres, maldecís de vuestros propios hermanos, confesores y mártires, infamais y calumniais á sus mas dignos prelados, inventais satánicos ardides para esquilmar y desustanciar á los atribulados mozárabes, haciendo tributarias las iglesias y altares para enriquecer el erario del tirano con las sagradas oblaciones del templo, y consumais con inicua farsa la deposicion de los buenos obispos. ¡Oh qué tiempos! ¡qué angustia y turbacion! «Las cárceles están llenas de clérigos; las iglesias privadas del oficio de sus prelados y sacerdotes; los tabernáculos divinos en horrenda soledad; las arañas estienden sus telas por el templo; el aire calma en un total silencio; no se entonan ya en público los cánticos divinos; no resuena en el coro la voz del Salmista, ni en el púlpito la del Lector; el Levita no evangeliza en el pueblo; el sacerdote no quema incienso en los altares, porque herido el pastor, se desparramó el rebaño: esparcidas las piedras del santuario, faltó la armonía en sus ministros, en los ministerios, en el santo lugar. ¡Y en tanta confusion solo resuenan los Salmos en lo profundo de los calabozos !» Y sin embargo, ¿qué preciosa no será la cuando se mantiene á toda costa? ¿Qué viva cuando no se apaga en tal tormenta?