United States or Saint Vincent and the Grenadines ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pasado el primer deslumbramiento, miré mejor y vi que allá, en el fondo de la pieza, me aguardaba Nanela. Aunque jamás la viera ni oyese hablar de ella, yo la reconocí en seguida. Era Nanela. Era una alta y hermosísima mujer pálida la más alta, más hermosa y más pálida mujer del mundo, toda vestida de blanco, sin joyas, flores ni cintas, llamada Nanela.

Sin embargo, no están de más las precauciones como las nuestras, aunque hayan sido tomadas contra las alimañas del monte, sin acordarnos de las vilezas de cierta casta de hombres desconocida en estos honrados valles.

6 Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. 7 Entonces el SE

Quizá esta ceguedad del Ministerio ha sido útil a la República Argentina; era preciso que desencantamiento semejante nos hubiese hecho conocer la Francia poder, la Francia gobierno, muy distinta de esa Francia ideal y bella, generosa y cosmopolita, que tanta sangre ha derramado por la libertad, y que sus libros, sus filósofos, sus revistas nos hacían amar desde 1810.

Mas hallándolo todo inútil a su empeño, vino a dar junto a una casuca estrecha, miserable, contigua a la iglesia, unida a ella por las tapias de un huerto, y que parecía ser morada del cura que cuidase el sagrado edificio.

D.ª Rosario, creyendo á su hijo muerto, se dió á gritar como una loca. Convencidos, sin embargo, prontamente D. Baltasar y los criados de que no era más que un simple desmayo, lograron calmarla. En efecto, Octavio no experimentaba más que un adormecimiento del cerebro producido por la conmoción.

De Friburgo á Berna. Los artistas y artesanos viajeros. Topografía del Cantón. Historia de la república bernesa; su poblacion é instituciones. Producciones, industria y objetos mas notables. La ciudad de Berna; sus institutos y curiosidades.

¡Dorotea! ¡Dorotea! dijo una voz cerca de ellos. ¡Otra vez á la escena! exclamó la joven ; ¡oh, malditas sean las comedias y mi suerte!... Esperadme, no os vayáis. Y desasiéndose del brazo de Juan Montiño, atravesó rápidamente el espacio comprendido entre los telones, y salió á la escena. Poco después se oyeron fuera estrepitosos aplausos.

Ella me miró fijamente un instante y girando sobre misma tomó del asiento que ocupaba el libro que había estado leyendo y que fue a poner de canto entre las rejas de la ventana próxima.

Era Noche-Buena, y si todo callaba en la triste vivienda recién visitada de la muerte, fuera, en las calles de la ciudad, y en todas las demás casas, resonaban placenteras bullangas de groseros instrumentos músicos, y vocería de chiquillos y adultos cantando la venida del Mesías.