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¿Qué tiene usted que mandarme? Vengo a pedirle un favor... ¡Cómo me gustan sus artículos de usted! Es claro... Si usted me necesita... Un favor de que depende mi vida acaso... ¡Soy un apasionado, un amigo de usted! Por supuesto... siendo el favor de tanto interés para usted... Yo soy un joven... Lo presumo. Que quiero ser cómico, y dedicarme al teatro... ¿Al teatro?

»Antonia de Valgenceuse.» «Colonia, 10 de diciembre. »Se queja usted, Antoñita, de que le hablo poco de . Ahora mismo voy a castigarla escribiéndole una carta egoísta hasta la exageración. Comenzaré por dedicarme dos o tres páginas, y así tendré el derecho de consagrarle luego algunas líneas. ¿Quedará usted con ello satisfecha? »Ya estoy en Colonia, o mejor dicho frente a Colonia: en Deutz.

De todos modos, los libros escritos y publicados ya, con el intento de curarnos y de regenerarnos, merecen detenido estudio, al cual, si Dios me da vida y buen humor, pienso yo dedicarme, no sin esperanza de recoger algún fruto, de ilustrarme un poco y de contribuir teóricamente, ya que para la práctica estoy inválido, a la regeneración deseada.

Tengo deseos de ver otra vez el colegio de Vergara, donde estuve dos años... Porque nosotros nos casamos; es cosa resuelta... Mi madre podrá tener intención de dedicarme a vestir imágenes, pero desde ahora renuncio al empleo. Ni me siento en el polletón, ni quiero que San Elías me apunte en su libro de memorias. ¿Qué es eso de San Elías?

En el momento más grave de mi vida, cuando se estaba decidiendo mi salvación ó mi pérdida, juré dedicarme á Dios si me permitía volver á mi familia y á mi país y probar mi inocencia. Dios me oyó y ya no me pertenezco. Me entrego al que después de haberme castigado justamente, tuvo piedad de . Perdón, miss Maud. Si una mujer podía realizar la obra que usted había soñado, esa mujer es usted.

»Como siempre sucedía en casos semejantes, yo pronuncié, en el acto de la distribución de premios, un breve discurso que produjo en Alicante un inmenso entusiasmo. Al poco tiempo de celebrado este certamen trasladé mi domicilio a Madrid, renunciando a mi cargo de vicepresidente de la Diputación, con el objeto de dedicarme exclusivamente a la práctica del foro.

En tan desengañada situación y urgiéndome pagar la deuda de la lindísima fantasía que tuvo V. la bondad de dedicarme, me decido a dedicar a V. esta colección de CUENTOS Y DIÁLOGOS, que, si bien publicados antes aisladamente, salen hoy por vez primera reunidos en un tomo.

Era un golfo, pero de los de marca; el talento de su hermano para los libros lo tenía él para el mal. Colocábase al frente de sus camaradas, como más atrevido, y éstos lo alzaban capitán. ¡Lo que me ha hecho sufrir! continuó el señor José . He perdido varios jornales en un mes por dedicarme a su busca y captura, y todo inútil.

LA CHOUTE. ¡...! ¡Lo tuve...! ¿Qué quieres...? ¡Comprendía claramente que en él no llegaría a ser nada...! No me gustaba el oficio, ni los compañeros; no se puede tomar mas que dos partidos: trabajar o prostituirse. A no me gusta trabajar y soy demasiado burguesa para dedicarme a cortesana. ¡Por eso me he lanzado al comercio...! BEAUVALLON. ¡Y has entrado en casa de la Ninon de Lenclos...!

La situación era tan crítica que Sarto y Tarlein no me bastaban para dominarla, pues ambos tenían que acompañarme a Zenda y necesitaba una persona segura que velase por lo que yo amaba más en el mundo y me permitiese dedicarme con ánimo tranquilo a la empresa de libertar al Rey. El General me recibió con afectuosa lealtad.