United States or Malawi ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ana empezó a hablarle, a decirle mil zalamerías a aquel bollo que del mundo exterior sólo conocía las sensaciones de calor y frío; buscó una cucharilla y le paladeó con agua azucarada; arregló la gorra protectora del cráneo, blando y colorado como una berenjena, y después se sentó a la cabecera del lecho, depositando en el regazo el fajado muñeco.

Una especie de escalofrío le sacudió los nervios: creía estar viendo un espectro. ¿Qué quería con él ese hombre? ¿Por qué iba a buscarle? ¿Sabe usted quién soy? ¡Pero no me esperaba usted! He venido a verle porque tengo algo que decirle. Hablaba con la cabeza baja, humildemente.

Antes de que hubiera pronunciado palabra, ya sabía Obdulia qué iba a decirle y en qué forma poco más o menos; le conocía como si pasara la vida dentro de su cerebro. Aquella habilidad frailuna hecha de lugares comunes se estrellaba contra la viva imaginación, el ingenio sutil y la perspicacia de la joven beata. Respondiole en el mismo tono persuasivo, untuoso, que el clérigo había adoptado.

Roussel, sentado en un sofá miraba sin hablar al joven: no hubiera sabido qué decirle, fuera de las vulgaridades agotadas hacía mucho tiempo. El correo llegó sin carta de Herminia. Y sin embargo, hubiera tenido tiempo de escribir si hubiera querido ó podido hacerlo. Era evidente que no había podido.

Entonces es preciso que ella sepa esto inmediatamente contestó llena de simpatía la respetable señora. Debemos, cueste lo que cueste, encontrarla, y decirle todo. , hay que tener una reunión, y ella, por su parte, debe confesarle a usted sus sentimientos.

Usted ha tenido razon y ahora vengo á decirle: ¡arme mi brazo y que la revolucion estalle! ¡Estoy dispuesto á servirle con todos los desgraciados!

Fue necesario que le diesen algunas cucharadas de azahar y le hicieran oler el frasco de sales. Al cabo con gesto de indignación dijo a su cuñada: Me alegro, hija, de no hallarme en tu caso, porque si lo estuviera abortaría seguramente. Cuál sería el asombro y el susto que recibió cuando a las dos de la madrugada vinieron a decirle que Clara estaba con los dolores de parto.

¡Ay, Angelina! exclamé poniéndome en pie. ¡Es preciso que esto tenga término!... La joven comprendió al punto lo que iba yo a decirle, y se puso trémula, asustada, roja como una amapola. Me acerqué de puntillas, y apoyado en el respaldar del sillón, me incliné, y en voz baja le dije al oído: Angelina: ¡la amo a usted! ¡Me muero de amor!...

Y conteniendo la voz se iba hacia la ventana abierta, y tendía las manos como sin querer, llamando a Juan a quien acababa de escribir sin decirle que viniese.

Me ha llamado necia y disparatada porque me pesaba de que no me amase de amor cuando se casó conmigo; porque le dije que ha profanado y envilecido mi amor haciéndomele sentir sin él sentirle. ¿Te parece todo esto pequeño motivo para mi desesperación? Doña Manolita estaba atolondrada, llena de dolor al ver tan infeliz a su amiga, pero sin saber qué decirle.