United States or Bulgaria ? Vote for the TOP Country of the Week !


Me alegro de que trate a mi hija, pues a esta le convienen relaciones de sujetos dignos, decentes y de buena posición. Pues la posición del tal D. Frasquito me parece a que es como la del que está montado al aire, lo mismo que los brillantes. En mis tiempos era un solterón que se daba buena vida. Tenía un buen empleo, comía en casas grandes, y se pasaba las noches en el Casino.

Con sus ideas exaltadas y sus vociferaciones en los cafés, era el principal culpable de que las personas decentes guardasen cierta prevención contra... de que hablasen mal de... Y el viejo acompañaba sus truncadas expresiones con gestos humildes, evitando pronunciar la palabra chueta y nombrar la famosa «calle».

Yo convengo en que nadie gusta de que le pinchen así; pero hay medios de evitarlo, sobre todo, cuando se encuentra con el demonio, más ingeniosos y decentes que los que Fausto emplea.

En una alcoba, en que se veían todavía algunos muebles decentes, aunque habían desaparecido los de lujo; en una cama elegante, pero cuyas guarniciones estaban marchitas y manchadas, yacía una joven pálida, demacrada y abatida. Estaba sola. Esta mujer pareció despertar de un largo y profundo sueño. Incorporóse en la cama, recorriendo el cuarto con miradas atónitas.

Empleó el cañón y la ametrallodora para acabar más aprisa con la gentuza, y todo quedó limpio y tranquilo... A continuó el señorito con aire doctoral no me gusta Francia, porque es una República y porque allí las gentes decentes se olvidan de Dios y hacen burla de sus ministros. Pero quisiera para este país un hombre como Thiers.

Lo que ahora le pesaba era no haber seguido al Vivero; ¡de todos modos habían de murmurar los miserables! y en cuanto a las personas decentes, las que a él le importaban, esas no habían de creer nada malo porque él, como hacía Ripamilán, como habían hecho otros sacerdotes, fuese a las posesiones de Vegallana».

, como siempre: que salen a la calle cuatro personas decentes, sin armas o sin municiones, y me las corren y quedan las cosas como antes, o peor; todavía, ¡si la intentona no costara sangre! pero muere más de un padre de familia y más de un joven... ¡qué sacrificio tan estéril!

Su buena figura, su conducta intachable, su instrucción, su entretenida palabra 8, tratándose de referir viajes o verosímiles casos y peligros le dieron muchas simpatías en todas partes. Había dejado de visitar a Genara y a D. Benigno Cordero por razones poderosas; pero en cambio frecuentaba otras muchas casas decentes, a donde concurría en personal de ambos sexos lo más selecto de la Corte.

Y Moreno ¿qué se hizo? preguntó otro. ¿Es verdad, como se dijo hace años, que se había pegado un tiro? Sobre eso se cuentan muchas cosas; tal vez sea todo mentira. ¡Quién sabe! ¡se marchó tan lejos!... Cuando al caer la República volvió el tiempo de las personas decentes, el pobre Moreno se puso peor aún que al morir su Teresa. Vivía encerrado en su casa.

Su padre, que era zapatero, muy emocionado por nuestra ofrenda, se brindó heroicamente a componernos las botas a todos los poetas, gratuitamente. Muchas familias de «náufragos provincianos» caían en los figones, «personas decentes» que rodaban los escalones de la penúltima miseria.