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Contemplándole sintió al mismo tiempo admiración y celos. Se avergonzó al darse cuenta de la aversión que le inspiraba este hombre en plena desgracia y que no podía ver lo que le rodeaba.

Los que no han viajado o los que sólo lo han hecho en los grandes centros europeos, no pueden darse cuenta exacta de una situación de ánimo como aquella en que me encontraba. El espíritu se forma la quimera de que es imposible salir de ella, que ese martirio se va a prolongar indefinidamente.

Estas noticias deberian darse anualmente y publicarse en la gaceta de gobierno y otros periódicos dos ó tres veces al año, en distintas épocas; único medio de saber si hay ó no herederos lejítimos á esos bienes, y si los hay, que puedan recurrir á usar de su derecho y justificarlo ante aquel juzgado, el que en su caso les entregaria sus herencias.

Plinio sostiene que la gloria de la prosa corresponde al filósofo Pherecydes, y á Cadmo de Mileto la de la historia. Otros piensan con Strabon que deba darse la prioridad á Cadmo.

Jaime, sumido en la existencia monótona de una isla tranquila, conociendo sus ascendientes uno a uno, sabiendo el origen y la historia de todo cuanto le rodeaba objetos, ropas, muebles y de aquella casa que parecía tener un alma, podía darse cuenta de esta tiranía mejor que los demás. ; los muertos mandan.

De pronto, se vió el príncipe al otro lado de la cama, junto á Alicia. Los dos acabaron por sentarse maquinalmente en el borde, dejando á sus espaldas la sábana olvidada. Tomó una mano de ella sin darse cuenta de lo que hacía. Luego se aproximó tanto á su rostro, que uno de los rizos de la revuelta cabellera le cosquilleó en una sien.

Ignoramos si llegó á darse sentencia, ó si quedó paralizado por muerte del obispo D. Pedro, ocurrida en 1476.

La buscaba sin darse cuenta de ello; la echaba de menos sin sospecharlo; deseaba verla y hablarla del modo indeterminado y vago con que desea la dicha el acostumbrado a la amargura.

Todo el mundo se volvía al pasar por su lado, y exclamaba: ¡Qué linda pareja! Es el joven conde Arturo de V *. ¿Se ha casado, por ventura? Estremeciose Judit al oír esta pregunta, experimentando cierto doloroso placer, de que no pudo darse cuenta.

Y como era hombre que entendía bien su interés y su conveniencia, pero que de almas sabía poco, jamás llegó a comprender ni a darse cuenta de las singulares transformaciones del alma de María Antonia, convertida de súbito de libre cortesana en austera penitente, y de austera penitente en algo a modo de vengadora y aterradora Furia.