United States or Hong Kong ? Vote for the TOP Country of the Week !


Decía que si pintase su retrato y lo presentara en la Exposición sería el éxito más grande de la temporada. Pero se llegaba la hora de emprender nuevamente la marcha. Era necesario salvar aquellas colinas cubiertas de árboles, luego una pequeña sierra y llegar a Zarzalejo antes de las siete y media. Todo fue ruido, júbilo y algazara antes que las damas se acomodasen en sus borriquitos.

Y rebozándose completamente en su manto, se asió del brazo del sargento mayor, atravesaron las galerías, bajaron una escalera y salieron por una de las puertas del alcázar recientemente abierta, dando ocasión á que dijese el portero: Muy temprano van de aventuras las damas de la reina.

Mientras tanto Osuna había ido a frotarse un poco contra D.ª Eloisa. Entre todas las damas que asistían a aquella tertulia no había más que dos gordas, D.ª Teodora y D.ª Eloisa. Estaba también en buenas carnes D.ª Rita, pero era blanda, amarilla. Las demás «escocia puracomo él llamaba a las flacas, aludiendo al bacalao.

Así, las cinco damas encargadas del gobierno eran denominadas «los altos y poderosos señores del Consejo Ejecutivo», y las otras mujeres directoras de la Administración pública se titulaban «ministros», «senadores», «diputados», etc. Por eso Flimnap había protestado al oir que el gigante le llamaba profesora en vez de profesor.

Al toque de vísperas salió la Reina á la sala de los mármoles ricamente vestida; se sentó en una silla, y se pusieron á danzar la reina de Nápoles, la infanta Doña Isabel, y algunas otras damas. Cuando fué sazon salió á la puerta de la ALJAFERIA, y subió sobre un hermoso caballo blanco.

El templo estaba henchido de muchedumbre y todo jaspeado en lo alto de sol y de incienso. Los largos resplandores que bajaban de las vidrieras colorían de tintes espectrales la piedra y el alabastro, esmaltaban el oro de los púlpitos, pavonaban el obscuro nogal. Beatriz fue a arrodillarse con las damas nobles, entre el coro y la capilla mayor.

La Alameda fué durante el siglo XVII, el lugar más concurrido de Sevilla por los paseantes y sitio predilecto de damas y galanes que allí acudían á entregarse á sus amorosas expansiones, y con razón ha dicho un escritor ilustre que era aquel «el terreno de la belleza y el lujo, y el teatro del trato ameno y conciertos amorosos».

Cum repeto diem, exclamaba parodiando a Ovidio, agitantur in manibus castañuelae meis. La famosa función de toros con caballeros en plaza, espectáculo nuevo en Madrid por aquel tiempo, era tratada por D. Rodriguín con la amplitud que el caso merecía. No se libraron de sus dardos los caballeros rejoneadores, ni las damas que les apadrinaron, ni los alcaldes de Corte que dirigían la fiesta.

La honorable sociedad contemplaba el espectáculo con un sentimentalismo alcohólico que agolpó lágrimas en los ojos. Las damas apoyaban con desmayo poético sus cabezas rubias en el hombro más próximo. Una rompió a llorar con estertores histéricos. «La luna... la luna», murmuraba cada uno en su idioma.

Las damas y señoritas ponían gran interés en las carreras, examinando el programa, las cotizaciones, los dividendos de las ya corridas, y pidiendo y dando «pálpitos» para las que iban a correrse.