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D. Luis Fernández de Córdova, militar brillantísimo, pasaba, cuando vino de Berlín para encargarse de la embajada de Portugal, largas horas en casa de Genara. También iban, aunque no con mucha frecuencia, D. Francisco Javier de Burgos y Martínez de la Rosa. Era de los asiduos un joven oficial granadino llamado Narváez, muy vivo de genio, ceceoso, pendenciero y expeditivo.

Embarcose más tarde para la expedición al estrecho de Magallanes en la corbeta Santa María de la Cabeza, que mandaba Don Antonio de Córdova; también se halló en los gloriosos combates que sostuvo la escuadra anglo-española contra la francesa delante de Tolón en 1793, y, por último, terminó su gloriosa carrera en el desastroso encuentro del cabo de San Vicente, mandando el navío Mejicano, uno de los que tuvieron que rendirse.

Antón Francesco Cirni Corso escribió una muy de atender, por la circunstancia de hallarse en contacto con el Capitán general y conocer las providencias del Consejo de guerra . Más concisa, pero mereciendo también la fe de testimonio presencial, es de citar la de M. T. de Carrelières, Capitán de una compañía de franceses, relacionado con el gran Maestre de San Juan ; de las varias que circulaban formó la suya Alonso de Ulloa , trasladándola después al italiano con agregación de otras campañas , y acaso también sirvieran al genovés Foglietta , teniéndose en cuenta al redactar historias generales del reinado, tales como las de Antonio de Herrera y Luis Cabrera de Córdova , pues que lo esencial de la jornada se encuentra en ellas.

12 La más heróica fineza y fortuna de Isabela, de Don Juan de Matos, D. Diego y D. José de Figueroa y Córdova, caballeros del hábito de Cristo, Alcántara y Calatrava. 1 El lazo, banda y retrato, de D. Gil Enríquez. 2 Rendirse á la obligación, de D. José y D. Diego de Figueroa. 3 El Santo Cristo de Calabria, de D. Agustín Moreto.

11 No hay reinar como vivir, del Dr. Mira de Mescua. 12 A igual agravio no hay duelo, de D. Ambrosio de Cuenca. 1 No puede ser, de D. Agustín Moreto. 2 Leoncio y Montano, de D. Diego y D. José de Figueroa y Córdova. 3 El delincuente sin culpa y bastardo de Aragón, de D. Juan de Matos Fragoso.

9 La prudencia en el castigo, de D. Francisco de Rojas. 10 La sirena de Trinacria, de D. Diego de Córdova y Figueroa. 11 Las lises de Francia, del Dr. Mira de Mescua. 12 El sordo y el montañés, de D. Melchor Fernández de León. 1 Los bandos de Berona, de D. Francisco de Rojas. 2 La sirena del Jordán, San Juan Bautista, de Don Cristóbal de Monroy. 3 Los trabajos de Ulises, de Luis de Belmonte.

Alto allá declaró D. Alonso, dando un fuerte puñetazo en la mesa . Si el almirante Córdova hubiera mandado orzar sobre babor a los navíos de la vanguardia, según lo que pedían las más vulgares leyes de la estrategia, la victoria hubiera sido nuestra. Eso lo tengo probado hasta la saciedad, y en el momento del combate hice constar mi opinión. Quede, pues, cada cual en su lugar.

En la cubierta se hace la distribución de papeles, y los nombres de la derecha están escritos de la mano de Lope, y los de la izquierda parecen de otra mano. Cascán Teodosio, rey de Sicilia Bacamonte. Castro Alejo, criado de Celio Triviño. Suárez El conde de Augusto Morales. Perseo, criado del conde. La nueva vitoria de Don Gonzalo de Córdova. Autógrafo del duque de Osuna.

Diego de Yepes y Fr. Gaspar de Córdova sobre las comedias.

Un banco de arena nos sirvió de retrete por veinticuatro horas, en cuyo período tuvimos una larga conferencia con el illustrísimo señor Córdova, personage instruido y muy amable, sobre el lamentable estado de la provincia de Moxos, indicándole yo los medios que me parecian as conducentes á la refría de abusos de todo género, que iban diariamente en auento.