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Aunque experimentando cierta repugnancia a dirigirle determinadas preguntas, Delaberge sentíase mortificado por una imperiosa curiosidad. A la prisa que antes había sentido para alejarse, sucedió un ansioso deseo de esclarecer las sospechas que desde hacía algunos días se agitaban en su cerebro.

Á más del libro en blanco, corre de boca en boca la célebre definición que hace del indio un doctísimo escritor, en la que asienta entre otras muchas cosas, lo imposible de conocer al indio. En las páginas en blanco, solo vemos, ya que no un cuento, por lo menos un rato de buen humor del Reverendo Padre, que ponía á tortura la curiosidad tras las alambradas puertas de la librería.

Aquí miró a todas partes con gran misterio el que había traído la noticia, y las cinco señoras alargaron las cabezas y abrieron las orejas con curiosidad intensísima. Pues dice..., dice... que se propone recibir a... mujeres honradas...

Por eso te preguntaba hace un momento, no por malicia ni por curiosidad, sino porque desearía vivamente que entre los jóvenes, distinguidos por diversos títulos, que me rodean, hubiese alguno bastante dichoso para agradarte y al que pudiera yo confiar el cuidado de tu porvenir. ¡Me dices cosas crueles! exclamé.

Volvió Poldy al castillo aguijoneada por la curiosidad y deseosa de que le descifrase su hermano lo que la tela decía.

Esta dama empequeñecida por los años, gorda y de mejillas rojas y brillantes como manzanas, ha cazado el tigre en Asia, el hipopótamo y el león en África, tiene un yate que es casi un trasatlántico, en el que ha vivido años enteros, y no encuentra en toda la superficie del globo un lugar que tiente su curiosidad.

Nobleza, pueblo, comercio, milicia, hombres, mujeres, talento, riqueza, juventud, hermosura, todo, con contadas excepciones, concurrió al gran acto, los más por entusiasmo verdadero, algunos por curiosidad, otros porque habían oído hablar de las Cortes y querían saber lo que eran.

Las florestas tienen allí una magnificencia que arrebata y deleita, y las residencias de los príncipes, liberalmente abiertas por ellos á la curiosidad de los viajeros, son notables por la gracia de sus pormenores ó por la frescura y belleza de sus parques y jardines.

Venían viajando sobre catorce millones en oro apilados en la bodega; y por si no bastaba tanta riqueza, él había dormido todas las noches junto a una señora millonaria, cuya presencia en el trasatlántico muy pocos conocían. ¿La ha visto usted? preguntó Ojeda, francamente interesado por esta noticia. No pienso verla: no me tienta la curiosidad.

Al extremo de ellos había una compuerta que el Padre Ambrosio levantó con facilidad. Ambos se encontraron entonces en un espacioso camaranchón, lleno de extraños objetos que provocaron la admiración y el asombro y despertaron la curiosidad de Fray Miguel de Zuheros.