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Mi sobrino Manolo, que solía ser mi paño de lágrimas, estaba en Londres. Nada, nada, era indispensable arañar la tierra y buscar cuartos de otra manera y por otros medios. »El día aquel fue día de pruebas para . Era un viernes de Dolores, y las siete espadas, señores míos, estaban clavadas aquí... Me pasaban como unos rayos por la frente.

Eran las casas pequeñas, como sus monumentos, pero muy lindas y alegres, con su rosal y su estatua a la puerta, y dentro el corredor de columnas, donde pasaba los días la familia, que sólo en la noche iba a los cuartos, reducidos y oscuros.

Entre las múltiples propiedades de este metal, ella había notado principalmente una, la de acabarse en los momentos en que más falta hacía. El portamonedas no contenía más que un par de pesetas y algunos cuartos.

Revolviendo atrás, hundí las espuelas, y mi caballo se puso de un salto en la nueva fila. No vi a mi lado más cara conocida que la de Marijuán. El Conde y Santorcaz habían desaparecido. En el mismo instante mi caballo flaqueó de sus cuartos traseros.

Los viejos retratos de la familia fueron a cubrir las paredes de los últimos cuartos, incluso el de mi tía, que había reinado veinte años en la pared principal del salón.

En estas pláticas vimos los muros de Segovia, y a se me alegraron los ojos, a pesar de la memoria, que con los sucesos de Cabra me contradecía el contento. Llegué al pueblo, y a la entrada vi a mi padre en el camino, aguardando ir en bolsas, hechos cuartos, a Josafad. Enternecíme, y entré algo desconocido de como salí, con punta de barba, bien vestido.

Pronto se dice; pero del dicho al hecho.... ¿Regalos? ¡Vaya unos regalos para un hijo de Sobrado! ¡Sortijas de plata, ramos de a dos cuartos! ¡Bah, bah! Ya se sabía en lo que paraban ciertas cosas.

En esos pueblos viejos se puede ver cómo fue adelantando el hombre, porque después de las capas de la edad de piedra, donde todo lo que se encuentra es de pedernal, vienen las otras capas de la edad de bronce, con muchas cosas hechas de la mezcla del cobre y estaño, y luego vienen las capas de arriba, las de los últimos tiempos, que llaman la edad de hierro, cuando el hombre aprendió que el hierro se ablandaba al fuego fuerte, y que con el hierro blando podía hacer martillos para romper la roca, y lanzas para pelear, y picos y cuchillas para trabajar la tierra: entonces es cuando ya se ven casas de piedra y de madera, con patios y cuartos, imitando siempre los casucos de rocas puestas unas sobre otras sin mezcla ninguna, o las tiendas de pieles de sus desiertos y llanos: lo que se ve es que desde que vino al mundo le gustó al hombre copiar en dibujo las cosas que veía, porque hasta las cavernas más oscuras donde habitaron las familias salvajes están llenas de figuras talladas o pintadas en la roca, y por los montes y las orillas de los ríos se ven manos, y signos raros, y pinturas de animales, que ya estaban allí desde hacía muchos siglos cuando vinieron a vivir en el país los pueblos de ahora.

Su imagen de otros tiempos, tal cual se me presentaba confusamente, no era como para llenar de ensueños ardientes una romántica cabeza de quince años. Pero la actitud de Marta me había llamado la atención. Al día siguiente, desde muy temprano, la ir y venir a pasos precipitados, en el piso superior, por los cuartos de huéspedes.

En esto se le van los cuartos decía el Vara de palo con acento de bondadosa reconvención . Nunca tendrá un céntimo. Apenas coge la paga, ¡a pedir más papelotes a Madrid! Más le valdría, don Luis, comprarse un sombrero nuevo, aunque fuese modestito, para que los señores del coro no se burlasen de la cobertura que lleva en la cabeza.