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Me hiciéron la operacion susodicha con suma felicidad, y he sido músico de la capilla de la señora princesa de Palestrina. ¡De mi madre! exclamé. ¡De su madre de vm.! exclamó él llorando. ¡Con que es vm. aquella princesita que crié yo hasta que tuvo seis años, y daba nuestras de ser tan hermosa como es vm.! Esa misma soy, y mi madre está quatrocientos pasos de aquí, hecha tajadas, baxo un montón de cadáveres...... Contéle entónces quanto me habia sucedido, y el también me dio cuenta de sus aventuras, y me dixo que era ministro plenipotenciario de una potencia cristiana cerca del rey de Marruecos, para firmar un tratado con este monarca, en virtud del qual se le subministraban navíos, cañones y pólvora, para ayudarle á exterminar el comercio de los demas cristianos.

Perdonad, un momento, don Francisco dijo Lerma : ¿quién os ha dado la carta que me habéis traído? ¿puede saberse? ¿Y por qué no? ¡Me la ha dado vuestra hija! Y... ¿dónde? En palacio. ¡Oh! ¿con que ya habéis estado en palacio apenas venido? De palacio vengo y á palacio voy. Como me crié en él, soy palaciego, y tanto, que atribuyo al haberme criado en palacio mi cortedad de vista.

Y en esotro coche, don Antonio de Luna y don Claudio Pimentel, del Consejo de Ordenes, Cástor y Pólux de la amistad y de la generosidad. ¡Ay, señor!, aquel que pasa en aquel coche dijo la Rufina , si no me engaño, es de Sevilla, y se llama Luis Ponce de Sandoval, Marqués de Valdeencinas, y como que me crié en su casa.

16 He aquí que yo crié al herrero, que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo crié al destruidor para destruir. 17 Toda herramienta que fuere fabricada contra ti, no prosperará; y condenarás toda lengua que se levantare contra ti en juicio. Esta [es] la heredad de los siervos del SE

4 Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes. 5 Al llegar la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro. 6 Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la isla. 7 ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, su antigüedad de muchos días? Sus pies la llevarán a peregrinar lejos.

Me la has dado completa, a fondo, de maestro... Cierto que no tengo poder sobre ti... Si te pierdes, bien perdido estás. No me vengas a después con arrumacos. Te crié, te eduqué, he sido para ti una madre. ¿No te parece que debías haberme dicho: 'pues tía, esto hay'?». Cierto que replicó vivamente Maximiliano , pero me daba reparo, tía.

Echaremos abajo la arboleda, para que los correligionarios del cuarto estado se calienten en invierno; le meteremos el arado a la tierra para que críe trigo, y ¡viva el pan barato!... ¡Catorce leguas para divertirse un hombre, cuando el cuarto estado no tiene mas que siete pies de tierra en el cementerio!... ¡Pero si eso es casi tan grande como una de las provincias del sistema unitario!...

Vaya que de la noche a la mañana has aprendido unos términos y unos floreos de frases que me tienen pasmada... Estás hecho un poeta... en toda la extensión de la palabra; yo siempre he tenido a los poetas por unos grandes embusteros... tontos de atar... no eres ya el sobrinito que yo crié. ¡Cómo me has engañado!... ¡Una mujer, una manceba, un belén...!, y ahora viene la de me caso, y a Roma por todo.

Pues eso es cabalmente lo que debe decirse de los españoles, que van á Francia para traerse la grotesca palabra Bolsa, arrinconando, para que crie moho, la palabra lonja; término propio, lógico, natural, en relacion perfecta con las tradiciones de nuestro idioma; con su pensamiento y con su melodía; es decir, en perfecta relacion con su etimología, con su filosofía y con su esthética.

La sociedad en que yo me crié era, pues, de lo más rudo, incipiente y soez que puede imaginarse, hasta tal punto, que los chicos de la Caleta éramos considerados como más canallas que los que ejercían igual industria y desafiaban con igual brío los elementos en Puntales; y por esta diferencia, uno y otro bando nos considerábamos rivales, y a veces medíamos nuestras fuerzas en la Puerta de Tierra con grandes y ruidosas pedreas, que manchaban el suelo de heroica sangre.