United States or French Southern Territories ? Vote for the TOP Country of the Week !


Veíanse obligadas á una vida de harem; siempre mujeres con mujeres, viendo sólo al hombre en el preciso momento del deseo; y el hábil jesuíta se presentaba como un remedio á su tristeza, entretenía su fastidio con una devoción dulzona y afeminada, era el eunuco guardián, el verdadero amo, dirigiendo á su antojo al tropel de odaliscas cristianas.

La única distinción que pude encontrar entre moras y cristianas, era en que las primeras vestían faldas cortas y las segundas lo hacían de cola muy larga. En cuanto á los actores no puedo resistir la tentación de bosquejar á D. Bernardo Carpio.

En un retrete inmediato estaban todavía las cuerdas de las campanas; una, más delgada que las otras, movía la campana clara y sonora, que llamaba los fieles a misa; otra hacía vibrar el bronce retumbante y melodioso, como una banda de música militar; grave, aunque animada, en compañía de sus acólitas, menos estrepitosas, anunciaba las grandes festividades cristianas.

Bajo esta persecucion, no menos encarnizada que la de Mohamad, de que hicimos mencion en su lugar correspondiente, debieron quedar destruídas la mayor parte de las basílicas cristianas de Córdoba, pues solamente hay noticia de haberse conservado una por los cautivos cristianos, que fué la de Sta. Véase el cap. Córdoba mozárabe.

Era un hombre de modales finos, lleno de modestia y distincion en su porte, sencillo, tolerante y filósofo, fuertemente empapado en el sentimiento de la fraternidad y caridad cristianas, amigo de la buena conversacion y la discusion, observador atento, entusiasta por todas las bellezas naturales, de instruccion general y sólida y particularmente adicto á la geología, la física, la botánica y la historia natural.

En los días festivos acostumbraba el pueblo reunirse cerca de las iglesias, levantar tiendas con ramas de árboles, y celebrar alegres banquetes . Como las fiestas paganas coincidían frecuentemente con las cristianas, la piedad se mostró en éstas como en aquéllas, y la alegría, libre de trabas, penetró en iglesias y pórticos, entregándose á danzas, bufonadas y cánticos profanos.

Al retirarse de una de sus campañas, en que habia cogido un inmenso botin, tenia que pasar Almanzor con su ejército por un angosto desfiladero, entre dos montañas que encontró defendidas por numerosas bandas cristianas.

La revelación tuvo eco aún en el seno de las comuniones cristianas, y se citó una vez, a propósito del libro afortunado, la Imitación, de Kémpis, como término de comparación. La vida pública no se sustrae, por cierto, a las consecuencias del crecimiento del mismo germen de desorganización que lleva aquella sociedad en sus entrañas.

Gracias a que era un «vate aplaudido» en la Juventud Católica y tenía ideas muy cristianas; que si no, a la vista de tamaña traición hubiera sido capaz de ahogar su dolor cometiendo la más atroz barrabasada, por ejemplo, dando un adiós patético a la ingrata, y arrojándose después de cabeza en aquel caldero de aceite hirviendo donde volteaban los buñuelos.

Algunas señoras consultaban con ella sus casos de conciencia, y la hicieron presidenta de una escuela dominical de adultas, a las cuales comenzó a explicar la doctrina y la moral cristianas, con tanta claridad y elocuencia que no había otra cosa de qué hablar.