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Zorraquín opinaba que Navarro no había tomado el camino del Baztán, sino el de las Amezcuas, donde a la sazón estaba empeñada la guerra, a lo que objetó Salvador que, siendo esta dirección la razonable, no debía creerse que la había tomado el fugitivo, pues lo lógico parecía que este caminara siempre en contra del sentido común.

De aquí tambien se deduce la grande antigüedad de esta basílica, puesto que, no siendo verosimil que fuese construida en los tiempos de desolacion y pobreza que siguieron al martirio de S. Eulogio, debe racionalmente creerse que existia ya en tiempo de este santo, y para conservarse en pié durante el reinado de Mohammed, debia ya contar mas de trescientos años de existencia segun el edicto del mismo arriba mencionado.

Sin duda en la mente de Lucía había llegado a formarse un concepto de harto peor que el merecido. Ella hubo de creerse hija de un padre hasta de misma ignorado. No creas por lo que aquí manifiesto que Lucía me mostrase el menor desvío. Antes era cada vez para más entrañablemente afectuosa. Por gratitud, por deber y por natural inclinación Lucía me amaba.

Muchos chuetas, funcionarios del Estado en la Península, militares, magistrados, hacendistas, al volver a Mallorca encontraban que el último mendigo se consideraba superior a ellos, y al creerse molestado prorrumpía en insultos contra sus personas y sus familias. El aislamiento de este pedazo de España rodeado de mar servía para mantener intacta el alma de otras épocas.

Por esta razon han de exâminarse con cuidado las opiniones que recibimos en la niñez, y muchas otras que se enseñan en las Escuelas, y las que se adquieren en la conversacion y trato, y no han de creerse ciegamente, sino solo despues de bien exâminadas.

Con esto y la natural vanidad que lleva a la mujer a creerse querida de veras, la Regenta podía, si le importaba, creer que el Tenorio de Vetusta había dejado de serlo para convertirse en fino, constante y platónico amador de su gentileza.

A despecho de las inquietudes y desazones de aquellos dos meses y de la profunda pena de aquel momento, Antonia estaba más hermosa que nunca; rebosante de vida, parecía destinada a disfrutar una existencia prolongada y feliz y podía creerse con derecho al amor de un corazón tierno y apasionado.

En la cara del Sur campea, sobre una puerta chabacana, la imagen barroca del santo mártir, retorcida, en actitud más bien danzante que religiosa; en la del Norte, desnuda de ornatos, pobre y vulgar, se alza la torre, de la cual podría creerse que se pone en jarras, soltándole cuatro frescas a la Plaza del Ángel.

Para creerse en el puerto de Nápoles, no faltaba más que ver relucir las navajas, y a fe mía, creo que efectivamente la teológica disputa hubiera parado en eso, si el conductor no hubiera intervenido. Déjennos en paz con sus vírgenes dijo riéndose a los boquereuses; todo eso son chismes de mujeres, y en los que los hombres no deben intervenir.

Por la noche, cuando sopla el mistral y cruje la casa por todas partes, con el mar lejano y el viento que lo aproxima, trae su ruido y lo ahueca, puede creerse uno acostado en el camarote de un buque. Pero, especialmente por la tarde es cuando la cabaña está encantadora.