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El establecimiento de locos de Rio Janeiro está á la altura de una casa de la misma índole de Europa: grande, espacioso, bien situado, con excelente policía interior: cosa rarísima en el Brasil: con buen sistema higiénico, con hábiles profesores, con muy buena asistencia.

Y otra cosa se aprende, y es que donde nace el hombre salvaje, sin saber que hay ya pueblos en el mundo, empieza a vivir lo mismo que vivieron los hombres de hace miles de años.

¿Cómo te atreves a reprocharlos el que sean burlonas, Reina, cuando no te ocupas en otra cosa sino en remedar las ridiculeces de los demás? , pero soy linda; por consiguiente, me está permitido hacerlo. El señor de C..., me lo dijo el otro día. No alcanzo a ver la consecuencia... Y por otra parte, ¿crees que los hombres no te midan también de pies a cabeza?

La sazón del tiempo, que era la del verano, la comodidad del sitio, el resplandor de la luna, el susurro de las fuentes, la fruta de los árboles, el olor de las flores, cada cosa déstas de por , y todas juntas, convidaban a tener por acertado el parecer de que allí estuviésemos el tiempo que las fiestas durasen.

También Amalia era creyente y aun pasaba en la población por piadosa; pertenecía a varias cofradías; era protectora de algunos asilos; hacía frecuentes regalos a las imágenes y se la veía acompañada de clérigos. Pero miraba aquella profanación con la mayor indiferencia. La religión era para ella cosa muy respetable, pero más respetables aún su voluntad y sus placeres.

Esta última diferencia es muy luminosa para comprender en qué consiste la idea del tiempo. Me atrevo á recomendarla á la atencion y memoria del lector. No hay pues tiempo, sin alguna cosa que exista. La duracion que concebimos, despues de reducirlo todo á la nada, es una vana imaginacion; no es una idea, antes bien está en contradiccion con las ideas.

Así es que Amparo huía, huía de sus lares camino de la Fábrica, llevando a su madre, en una fiambrera, el bazuqueante caldo; pero, soltando a lo mejor la carga, poníase a jugar al corro, a San Severín, a la viudita, a cualquier cosa, con las damiselas de su edad y pelaje. Cuando la madre se vio encamada quiso imponer a la hija el trabajo sedentario: era tarde.

Sepa vuestra merced que esto de azotarse un hombre a sangre fría es cosa recia, y más si caen los azotes sobre un cuerpo mal sustentado y peor comido: tenga paciencia mi señora Dulcinea, que, cuando menos se cate, me verá hecho una criba, de azotes; y hasta la muerte, todo es vida; quiero decir que aún yo la tengo, junto con el deseo de cumplir con lo que he prometido.

Esténme vuestras mercedes atentos, y vayan conmigo. ¿Por ventura es cosa nueva deshacer un solo caballero andante un ejército de docientos mil hombres, como si todos juntos tuvieran una sola garganta, o fueran hechos de alfenique?

Era dotado de excelente ingenio, y para lograrle, empezó á estudiar en su patria las letras humanas y alguna cosa de filosofía; mas llamado de Dios á aprender en la Compañía de Jesús la sabiduría del Evangelio, no tuvo mucho trabajo en obedecer, pues aun en medio de los peligros del mundo, vivía con mucha religión y piedad.