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Entonces comencé a caminar por aquella soledad, enterrándome en el fango y cortando a través de matorrales encharcados. La sangre de la oreja caía sobre mi hombro; la ropa enlodada se me pegaba a la piel, y a veces en la sombra, me pareció ver brillar ojos de fieras.
Entonces vio en los rincones grupos de hombres y de mujeres sentados en la tierra apisonada o sobre esterillas de enea. La lluvia, cortando su trabajo a media tarde, les había hecho adelantar la comida de la noche. En torno de los lebrillos de bazofia caliente, hablaban y reían moviendo las cucharas con cierta calma.
Ni se puede hallar cosa mas á propósito para formar con presteza los techos de las casas, pues en quitando la copa, y cortando el tronco por el pié, ya no hay mas que hacer para aplicarlo á la obra. Estos palmares son frecuentes desde el Xexuí hasta los campos de Xerez. Y como los troncos estan muy limpios, andan los indios á caballo por medio de los palmares, sin embarazo alguno.
Saludó a Febrer con voz lenta y opaca, cortando varias veces sus palabras para sorber el aire. Hablaba humildemente, celebrando con grandes extremos el honor que le hacía Febrer al aceptar su invitación. ¿Y yo? preguntó el capitán con sonrisa maligna ; ¿yo no soy nadie?... ¿No te alegras de verme? Don Benito se alegraba de verle. Así lo dijo varias veces, pero sus ojos revelaban inquietud.
Pues yo bien vuelvo las hojas; en mí no consiste dijo risueño Baltasar . Y debe usted esmerarse, pollita, que estoy de días, y Palacios la oye a usted boquiabierto y entusiasmado. ¡Bueno! gritó la mujercita de trece años, suspendiendo de golpe su fantasía . Me están ustedes cortando... ea, ya no sé poner los dedos.
La difunta se había olvidado de su suerte; no le faltarían razones para ello: bastante había hecho sacándole de su mísera condición. Pero la familia, con el deseo de no desatender el más leve vestigio de la voluntad de la finada, había resuelto protegerle para que terminase su carrera. Iban a darle de una vez tres mil pesetas, cortando para en adelante toda relación y compromiso.
Ya ve: un torero es... un torero, y no va a viví como un fraile de la Mersé. Me han dicho que vas con mujeres malas. ¡Mentira!... Eso era en otros tiempos, cuando no te conosía... ¡Hombre! ¡Mardita sea! Quisiera yo conosé al hijo de cabra que te yeva esos soplos... ¿Y cuándo nos casamos? continuaba ella, cortando con esta pregunta la indignación del novio.
Vamos dijo Cordero sonriendo , que bien podría entrar el arado en la celda de usted.... Esto es un campo. Los árboles que nacen aquí no se ven replicó gravemente el jesuita cortando las bromas . Vamos a otra cosa. Ya sé a lo que viene usted.... Siento decirle que no hay nada. ¿No hay noticias? Ninguna. Cordero cerró el pico y apretó los labios.
Fué el gran dolor de su vida hasta entonces; el único quizá, pues sus padres la criaban con melindres y regalos inusitados. Pocos días después experimentó otro, sin embargo. Nolo, cortando una rama de castaño, se dió un tajo terrible en la mano y soltó mucha sangre. Demetria al verla empalideció; concluyó por desmayarse.
Ha ayudado como le ha placido y convenido a los enemigos de Francia y España, reinando en la mar como en la isla, cortando cuantas cabezas le podían dar estorbo, y la de otra reina entre ellas, paseando con sus navíos el mundo a la redonda y bailando y danzando como si no hubiera tenido que hacer.
Palabra del Dia