United States or Papua New Guinea ? Vote for the TOP Country of the Week !


Quise correr para echar de la casa a la persona que hacía tanto ruido, pero, al abrir la puerta, me tropecé con ella. A la primera mirada reconocí esa cara colorada e hinchada, esos ojillos perversos. ¡Quién podía ser sino ella, la mejor de todas las tías y de todas las madres! ¡Al fin exclamé para mis adentros, al fin voy a verte de frente, mis ojos en los tuyos!

Echó a correr desaforadamente buscando la sombra de los árboles. A medida que avanzaba, el corazón se le oprimía. Mil encontradas ideas batallaban en su mente.

No tuvo ánimo para entrar también; tembló de pensar lo que diría Severiana si se enteraba; pues ¿y doña Guillermina?... Refugiose en el cuarto de la comandanta, donde había dejado velo y manguito. La cobardía que sintió impulsábala a correr hacia la calle.

Un mismo súcubo, terrible de sedosidad y de hermosura, se deslizaba junto a él, bajo las mantas, haciéndole correr por sus carnes un goce diabólico, largo contacto odioso y dulcísimo que los rezos continuados no lograban desvanecer.

El mismo Luis Quijada anduvo á pie al lado del Emperador las tres leguas que dura el mal camino. Detuviéronse allí todos bastante tiempo, por las malas noticias que comenzaron á correr acerca de la temperatura de Yuste. En el invierno era castigado de frecuentes lluvias y de frías y densísimas nieblas, y en el verano le bañaba un sol abrasador.

La felicidad, según un filósofo francés, no se conjuga en presente, sino en futuro imperfecto. La felicidad, como la desgracia, se va haciendo, se va tramando en la convivencia, en la vida íntima y constante. Y así, tanto peligro puede correr un matrimonio formado por un amor enardecido y apasionado, como otro tibio, suave, cordial, sosegado.

No hay alpiste que valga contra estas cosas. Llega un dia en que, al amanecer, se abren las puertas de una casa, y una jóven baja la escalera, con un envoltorio en la mano, despeinada, trémula, azarosa, paladeando sin cesar, porque la saliva pegaba sus labios; esa jóven atraviesa furtivamente algunas calles, mira hácia atrás y vuelve á correr, hasta que llega á un punto en donde un hombre la esperaba.

Cada intento de posesión provocaba en Margarita una protesta vehemente y pudorosa, como si los dos se encontrasen por vez primera. Es imposible decía : pienso en mi hermano; pienso en tantos que conozco y tal vez á estas horas habrán muerto. Llegaban noticias de combates; empezaba á correr en abundancia la sangre. No, no puedo repetía ella.

De un salto puso recta su pesada y musculosa humanidad, y echó á correr sin aguardar más explicaciones. Su mujer vió cómo corría á campo traviesa hasta un cañar inmediato á las tierras malditas.

Si de vuelta de correr la sardina salía alcanzada la mujer del Tuerto en la cuenta que éste le tomaba rigorosamente, en el balcón se oía la primera guantada de las que administraba el desdichado marido á su costilla; desde el balcón llamaba á su padre, á su madre y á Tremontorio; desde el balcón les contaba lo sucedido, y renegaba furibundo de su mujer; desde el balcón imploraba el auxilio de Dios..., y de balcón á balcón se enredaba un diálogo animadísimo que entretenía, por espacio de media hora, á las gentes de la calle.