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Me convenzo, oyéndote, de que es algo así como una pamplina inventada por los listos para que los infelices nos conformemos con las miserias de la tierra esperando el cielo. No está mal discurrido. Al fin, los que mueren y no encuentran el cielo no vendrán a quejarse. Un día, Gabriel quiso subir al departamento de las campanas.

Me encuentro en esa fatídica línea que separa la juventud de la edad madura... Si resbalo, en ese período de la existencia, llevando a él las pasiones y los hábitos de los pasados días, no puedo hacerme ilusiones sobre el porvenir que me espera... Me parece que tengo algunas nociones siquiera de honor y de buen gusto... además, profeso instintivo horror a todo lo que es falso y bajo... y, sin embargo, si me abandono al ciego destino en estos momentos de crisis, vislumbro un futuro que hiere todas mis singulares aprensiones... Entreveo en el horizonte amores de decadencia, una juventud artificial obstinándose en combatir en vano contra las advertencias y las humillaciones de la edad... secretas operaciones de tocador tan vergonzosas como inútiles... alguna vieja amante legítima in extremis... y otras mil cosas del mismo género, a las cuales, es cierto, amigo mío, que en nada me cedían cuanto a delicadeza, han concluído por resignarse mansamente... Pues bien, mi buen Fabrice, cuanto más reflexiono acerca del medio de escapar a este triste futuro, tanto más me convenzo de que no hay otro medio sino seguir la trillada senda de nuestros antecesores.

Así sucede que mi curiosidad por ver las cosas de Paris se va resfriando, á medida que me convenzo de que esto es un teatro en que todos se proponen engañar culta y graciosamente.

Cada día me convenzo más interrumpió Morsamor del fundamento y de la justicia, con que te llamo doncel sutil. Tales son en este momento tus sutilezas, que no las entiendo. Pues préstame atención y óyeme replicó Tiburcio y ya verás, cuán bien me entiendes y cuán claro me explico.

María Teresa es encantadora se decía, pero cuanto más reflexiono, más me convenzo de que sería una locura casarme con ella en las circunstancias actuales. Somnoliento todavía, abrió los ojos, miró a su alrededor, y experimentó una sensación de vivo placer al contemplar las cosas confortables y elegantes que lo rodeaban.

El grupo central se lo hablaba todo; de su confuso vocerío sólo se destacaban frases sueltas, airadas, empeñadas en descollar. «Eso son utopías, utopías fatales.... No, es que le convenzo a usted con la historia en la mano.... , , hagámonos de miel.... La Revolución Francesa.... Era otro régimen, señores.... No confundamos los tiempos.... Está usted en un error.... Un hecho no es ley general.... Eso lo ha dicho Pi.... Cantú es un reaccionario.... El bautismo de la sangre.... Horrores infecundos...». Mientras duraba la polémica, los mozos no se entendían para pasar las fuentes del asado y para escanciar el Champaña.... Uno de ellos se inclinó hacia el presidente y le dijo al oído no qué... El presidente se levantó al punto y salió de la sala, volviendo a entrar presto seguido de un grupo de mujeres.

¡Pues bien... decididamente, huyo el cuerpo a ese santo lazo... estoy desalentado! ¿Por qué? ¡Porque cuanto más observo, más me convenzo de que ya no hay niñas honradas, y, por consecuencia, no puede haber tampoco fieles esposas! ¿Qué ha dicho usted? Digo, que ya no hay mujeres honradas... al menos en nuestra clase... es una especie desaparecida.

Hubo un momento dijo Coca en tono confidencial y aun supersticioso, en que yo, ¡yo misma! llegué a creer en el capitán Pérez... Si no es por Laura, me convenzo de que hay espectros, transmigración de almas, espiritismo, telepatía, magia, ¡todo lo que se quiera!

Fernando suplicó como un niño atemorizado. ¡Valor! Debía sobreponerse a sus emociones. Teri era valiente cuando quería. Te vas gimió ella, sin escucharle . Ahora me convenzo. Hasta este instante no había visto claro. Es cierto que te vas. ¡Y no hay remedio!... ¡Qué cosa tan horrible!

Y lo más triste de todo añadió dejando escapar un suspiro, es que, recorriendo con la memoria los años de mi vida, me convenzo de que nunca he sido joven. ¿Cómo?...