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En tal estado las cosas, no era de extrañar que mi madre creyera suspendida sobre la cabeza de su esposo el hacha del verdugo. Algunas veces tuvo la idea de arrojarse a los pies de los delegados de la Convención y pedirles la libertad de mi padre.

Por último, vinieron los tiempos revolucionarios, y el antiguo palacio de Luxemburgo, el heredero de tantos reyes, de tantas intrigas, de tantos misterios y de tantos conflictos, pasó á ser una finca nacional. Bajo la Convencion, se convirtió en prision de Estado, á la cual fuéron conducidos Hebert, Danton, y otros célebres personajes, incluso Robespierre.

San Juan había sido hasta entonces suficientemente rico en hombres civilizados, para dar al célebre Congreso de Tucumán un presidente de la capacidad y altura del doctor Laprida, que murió más tarde asesinado por los Aldao; un prior a la Recolecta Domínica de Chile en el distinguido, sabio y patriota Oro, después obispo de San Juan; un ilustre patriota, don Ignacio de la Roza, que preparó con San Martín la expedición a Chile, y que derramó en su país las semillas de la igualdad de clases prometida por la revolución; un ministro al gobierno de Rivadavia; un ministro a la legación argentina en don Domingo de Oro, cuyos talentos diplomáticos no son aún debidamente apreciados; un diputado al Congreso de 1826 en el ilustrado sacerdote Vera; un diputado a la convención de Santa Fe en el presbítero Oro, orador de nota; otro a la de Córdoba en don Rudecindo Rojo, tan eminente por sus talentos y genio industrial como por su grande instrucción; un militar al ejército, entre otros, en el coronel Rojo, que ha salvado dos provincias sofocando motines con sólo su serena audacia, y de quien el general Paz, juez competente en la materia, decía que sería uno de los primeros generales de la República.

Sentíame casi fatigado ya con la vida artificial que se lleva en Paris, donde todo es el resultado de una especie de convención tácita de la sociedad, donde la moda reina como soberana absoluta, y el corazon no encuentra su espontaneidad ni se siente á mismo sino cuando se encierra en el santuario de la familia, huyendo del bullicio fascinador de un mundo que se agita en interminable torbellino.

El P. Fernandez se mordía los labios. Esas son muy duras acusaciones, dijo, y usted traspasa los límites de nuestra convencion. No, Padre; sigo tratando de la cuestion estudiantil.

Desdeñando por otra parte las simpatías triviales y los pésames de convención, Liette se apasionaba difícilmente aun ante un cariño sincero, y el mismo señor Hardoin tenía que esforzarse para forzar la puerta de aquella alma cerrada y a la que la última decepción había añadido todavía un cerrojo.

Acuérdate de nuestro abuelo, el comisario de la Convención, que se cubrió de gloria en la defensa de Maguncia. Mientras hablaba se habían puesto todos en marcha, doblando una punta del bosque para colocarse detrás de los cañones. Aquí, el estrépito era menos violento. Las grandes piezas, después de cada disparo, dejaban escapar por la recámara una nubecilla de humo semejante á la de una pipa.

Cuando se evoca la oratoria de la Convención, y el hábito de una abominable perversión retórica se ve aparecer por todas partes, como la piel felina del jacobinismo, es imposible dejar de relacionar, como los radios que parten de un mismo centro, como los accidentes de una misma insania, el extravío del gusto, el vértigo del sentido moral y la limitación fanática de la razón.

Tiene la obsesión de París; le parece que lo van a sacar de donde está, que va a llegar tarde, que es mentira, un sueño de convención, ajustado entre los nombres para dar vuelta la cabeza a media humanidad... Así, ¡qué brillo en aquellos ojos, cuando le propongo que se vaya a París esa misma noche, con algunos compañeros, y que me espere allí!

Sabía distinguir, cuando se trataba de estos asuntos, entre la religión y los curas, profesando hacia éstos cierta enemistad volteriana, que le venía de casta, al decir de doña Gertrudis, pues su abuelo, el mejicano, había sostenido relaciones amistosas y larga correspondencia con un miembro de la Convención francesa.