United States or Sweden ? Vote for the TOP Country of the Week !


Esta es una señora que sabe más que Lepe, y cuando la veo reconosco que soy un bruto, y me queo con la boca cerrá, y no hablo que no meta la pata. Na, don José... ¡que no voy! ¡que no debo ir! Pero el apoderado, seguro de convencerle, le llevó hacia la casa de doña Sol, hablando de su reciente entrevista con la dama. Mostrábase algo ofendida por el olvido de Gallardo.

¡Si había un culpable!... Efectivamente: suponiendo que Vérod denunciara al juez la mentira de la Natzichet, ¿cómo podría convencerle de la culpabilidad de Zakunine? Si la inocente se acusaba por salvar al reo, ¿cómo inducir al reo a confesar?

Yo traté de convencerle de que había que conservar la energía para los momentos graves, sin malgastarla estúpidamente en rabiar por cosas fútiles; además, le advertí que la condición indispensable para que aceptase un plan de fuga era el que fuese sencillo. La única garantia del éxito era la sencillez. Nos asociamos Ugarte, Allen y yo.

Esta profesión de fe la elevaba como un muro infranqueable, golpeándose al mismo tiempo el pecho para demostrar la dureza del obstáculo. Ulises sintió tentaciones de reír, lo mismo que hacía siempre ante las afirmaciones políticas de Tòni. Pero la situación no era para burlas, y siguió hablando con el deseo de convencerle.

Esto es; prontito, a casa del señor Portas, que lo que es elocuencia para convencerle y lágrimas para ablandarle, no le habían de faltar. ¡Caramba! no haberlo pensado antes... Día de fiesta era, y don Pablo Aquiles, que estaba de morro y no quiso almorzar, se fué a dar su paseo; la campanada de las diez y media sonó en el reloj del comedor, y la señora se cubría ya con el velo y el mantón, cuando el llamador de la puerta de calle se hizo oír con grave redoble.

El dominico hizo una pausa, y despues continuó: Pero, usted dirá que nos apartamos de la cuestion; vuelvo á ella... Lo que puedo decir para convencerle, es que los vicios de que ustedes adolecen, no se nos deben achacar ni á nosotros ni al gobierno; están en la imperfecta organizacion de nuestra sociedad, qui multum probat, nihil probat, que se pierde por exceso de precaucion, falta en lo necesario y sobra en lo superfluo.

Yo te agradezco mucho lo que haces por ; pero como te estimo no quiero verte con...». Quería decir con un estigma en la frente; pero ni conocía la palabra ni aunque la conociera la habría podido decir correctamente. «No quiero que te tomen el pelo por », fue lo que dijo, y se quedó tan fresca, esperando convencerle.

Con maña y disimulo supe introducir bien en su mente la idea del poderío de éste. Recordé al obispo Tal, al prebendado Cual, al ministro de la Rota D. N., amigos antiguos suyos. Sin decírselo, logré convencerle de que todos ellos le debían el cargo que ocupaban.

Eurípides lo ha dicho: «Contra el destino y la necesidad no existe refugio». ¡Pero contra los bandidos y canallas existen los trabucos, y yo tengo en mi casa algunos cargados hasta la boca! exclamó exasperado el capitán. No fué posible convencerle. El Sr. de las Matas se esforzó en vano en traerle á la razón representándole la inutilidad y los peligros de cualquier oposición.

No tuve, dificultad en convencerle de que yo no tenia ninguna preocupación religiosa ni de raza, y que estimaba á la suya como una de las mas bellas, tenaces y enérgicas del mundo, y una de las que han contribuido mas, por el poder del trabajo y el sentimiento de la fraternidad, al progreso de la civilización.