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En algunas de mis leyendas tradicionales he tenido oportunidad de hablar más despacio sobre muchas de las que se fulminaron contra ladrones sacrílegos y contra alcaldes y gente de justicia que, para apoderarse de un delincuente, osaron violar la santidad del asilo en las iglesias.

Si la gravitacion del cuerpo A hácia el cuerpo B, depende únicamente del movimiento con que su medio se retira, tendremos que la gravitacion no será por la recta A B, sino que seguirá las undulaciones descritas por el medio. Lo que es contra la experiencia.

Yo pude libertarme de la ambición y de la codicia, pude desdeñar y desdeñé gloria, poder y riqueza. El amor de la mujer quedó, no obstante, firme en contra mía, atajando el camino por donde ansiaba yo acercarme a la reconciliación suprema. Disípense en buena hora como niebla o como humo todas las proezas de que me sentí capaz y que realicé o soñé.

Exod. 34. 28. y son los preceptos, que como eternos mandó Dios se guardaran en el Arca. Contra esta ley ni se mandará, ni podrá mandarse jamás.

Y por último, en la moral que ha proclamado los derechos del hombre y que tiene por fin el bienestar de la especie humana, el individuo tiene deberes para el Estado y derechos contra el Estado. EL DIABLO EN AM

Y sin el cañoneo de Divès todo se hubiera perdido, porque los defensores eran menos de uno contra diez, y el enemigo comenzaba a hacerse dueño de la trinchera.

Jamás los versos del dulce poeta fueron a herir corazones más abiertos e indefensos contra el encanto de la poesía.

Para iluminar los rasgos y colores de aquel retrato que sonreía, valía la pena de que saliese el sol, de que existiese el mundo, de que la serie del tiempo trajera aquel día, aunque deslustrado por los horrores de una batalla. Estreché a la Inés de dos pulgadas contra mi corazón y la guardé en mi pecho, resuelto a no darla, aunque la materialidad del pedazo de cobre pintado no me pertenecía.

Los contratistas de Gallarta, al reunirse por las noches con el doctor Aresti, hablaban de los síntomas de rebelión en las aldeas de la cuenca minera. En la Arboleda los peones clamaban contra las cantinas, afirmando que los capataces eran los verdaderos dueños, y que el obrero que no se surtía de víveres en ellas era despedido del trabajo.

Supuesto que hay pruebas expuestas á favor y en contra de lo inaccesible ó transitable de las cordilleras por el Catapuliché, Huechuhuehuem á Valdivia, debemos estar en favor de estas últimas, á menos que un desengaño fisico de personas sínceras y verdaderas hagan ver lo contrario.