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Un violento debate se produjo con este motivo. El herrador, por supuesto, no quería renunciar a su título de médico, pero sostenía que un médico podía ser constable si quería, que el sentido de la ley era sencillamente que no se le podía obligar a ser constable si no lo deseaba.

He aquí lo que propongo: que dos hombres de los más sensatos aquí presentes vayan con vos a casa del señor Kench, el constable está enfermo en cama, según he oído , para pedirle que nombre a uno de nosotros su suplente; porque esa es la ley, y no creo que nadie piense en contradecirme sobre este punto. No queda muy lejos de aquí lo del señor Kench.

Busco al constable... y al juez... y al squire Cass... y al señor Crackenthorp. Sujetadlo, Jacobo Rodney prosiguió el tabernero, en quien se disipaba la idea del fantasma . Me parece que ha perdido la cabeza; está empapado hasta los huesos. Jacobo Rodney, sentado muy cerca de la entrada de la pieza, estaba al alcance del sitio en que Marner seguía de pie; pero negó sus servicios.

El señor Macey consideró esta interpretación como un absurdo, visto que la ley no podía tener más diferencias con los médicos que con las demás personas. Agregó que si estaba en la naturaleza de los médicos el desear menos que los demás mortales el ser constable, ¿cómo era que el señor Dowlas deseaba tanto proceder en aquella calidad?

Por lo tanto, aquel mal golpe le había sido hecho a Marner por alguien a quien en balde perseguiría el constable. Qué motivo habría tenido el ladrón sobrenatural para verse obligado necesariamente a esperar que Silas se olvidara de cerrar la puerta con llave, no se le ocurrió a nadie.

Pues bien, yo no soy hombre que le tenga miedo a la lluvia dijo el herrador . Hará mal efecto cuando el juez Malam sepa que se nos ha hecho una denuncia a gentes honorables como nosotros, y que no hicimos nada para atenderla. Pero, con gran espanto del herrador, la proposición que él hiciera de ser suplente de constable levantó una objeción de parte del señor Macey.

Aquel viejo oráculo, que pretendía conocer la ley, declaró que ningún médico podía ser constable, que ese hecho le había sido transmitido por su padre. Y usted es médico, me parece, aunque no sea usted más que médico veterinario; porque una mosca es una mosca, aun cuando sea un tábano dijo para terminar el señor Macey, algo maravillado por su sagacidad.