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Si alguna muger tenia la desgracia de malparir, sus deudos y todos los habitantes de la aldea conspiraban cruelmente contra la infeliz para arrojarla al rio, y ahogarla sin misericordia, persuadidos de que si así no lo hacian, se verian todos ellos atacados de disenteria: por lo tanto, la pobre muger, á quien tal accidente llegaba á suceder, se veia en la precision de ponerse inmediatamente en salvo, yendo á buscar en otra parte la conservacion de una existencia amagada por sus mismos parientes.

Pues bien: en las mujeres, esta especie de nostalgia hereditaria crea y fomenta los más quiméricos sinsabores, sin que ellas mismas se lo figuren, y yo apostaría cualquier cosa á que la síntesis de su pena es la siguiente: Echar de menos los gloriosos tiempos de la Conquista, en que el amor podía servir de corona al heroísmo, y envidiar simultáneamente la ventura de las Princesas árabes que conspiraban con los Caudillos cristianos en el Albaicín contra la corte de la Alhambra, y la felicidad de las ricas-hembras de Castilla que recorrían á caballo las vegas de Santafé y de la Zubia tras la hacanea de Isabel la Católica, escoltadas y servidas por la flor de la caballería cristiana y amenazadas de cautiverio por la flor de la caballería mora.....

Conspiraban las infantas brasileñas con sin igual descaro; conspiraban los voluntarios realistas, ayudados por la turbamulta de frailes y clérigos mal avenidos con la idea de perder su omnipotencia; conspiraban las monjas y los sacristanes, muchos militares que se habían hecho familiares de los obispos, y para que no faltase su lado cómico a esta comparsa nacional, también se agitaban en pro de D. Carlos muchos señores que habían sido rabiosos democratistas y jacobinos en los tres llamados años de la titulada segunda época constitucional.

Es bien sabido que Coblenza fué en 1792 el refugio de los príncipes y emigrados franceses que conspiraban contra su patria en el suelo extranjero, obcecados por el egoismo de clase ó casta y el furor de las pasiones políticas.

Encontrando muchas veces un traidor en aquel que más había alambicado antes su lealtad a la causa del rey, pasó Rodil por el martirio de desconfiar hasta del cuello de su camisa. Las mujeres encerradas en el Callao eran las que más activamente conspiraban.

Cuando arrastrada por mi curiosidad me acerqué cuanto pude de puntillas, conocí... que la mujer era la reina, que el hombre era don Rodrigo Calderón. ¡Y hablaban de amores! Al principio... es decir, cuando yo llegué, no; conspiraban. ¡Que conspiraban! Contra mi padre. ¡Ah! exclamó la duquesa.

Todos los acontecimientos conspiraban ya en favor de la independencia general de la América del Sud, pues en el mismo año, sin contar la actitud favorable que habia tomado Quito, el general San Martin en el Perú minaba el poder del virey Pezuela que se vió depuesto del mando por sus mismas tropas, hecho inaudito en aquel pais; constituia un gobierno á cuya cabeza se ponia como dictador; daba al pueblo una Constitucion y derrotaba al enemigo comun.

Estaban divididos los cordobeses en cesarianos y pompeyanos: los pompeyanos querian morir bajo las ruinas de la ciudad antes que entregarse á César; los cesarianos conspiraban sin tregua contra los pompeyanos; rompieron en un momento dado los dos bandos; y perecieron no solo los principales cesarianos, sino hasta sus hogares y sus hijos.

Al dia siguiente, muy temprano, aquí que llegan 60 hombres valerosos de San Pablo, que eran los primeros que venian al socorro ya tarde, y habiéndose formado con algunos Luisistas, y enfurecidos algun tanto, se acercaron á caballo á la capilla, y despues, poniendose á pié, con audacia se presentaron delante de los PP., y habiendo hallado á los tres en la puerta de la capilla, con un razonamiento imperioso y llenos de furor, les dijeron: "Que aquellas tierras eran totalmente suyas y de sus nacionales, y no de los PP.; y por tanto que no tenian cosa alguna de que disponer y dar á otros, especialmente á los enemigos: que de los tales sabian ellos, y esto tambien les constaba de una carta que habian interceptado, que los PP. conspiraban con los enemigos, y que les querian entregar estas tierras: y que así, sin demora se volviesen á su pueblo, que ellos en el campo no los necesitaban para nada."

Si el acalorado monge de Eisleben pretendia reducir el cristianismo á su primitiva pureza, los sabios, literatos y artistas que florecian en torno de los Médicis, conspiraban, sin propósito deliberado tal vez, nada menos que á anular el cristianismo y sus consecuencias.